Si no quieres un desaire, no des la oportunidad de que te lo hagan. Ha sido triste ver cómo la canciller de México y la presidenta electa han negado al menos por tres ocasiones las posibilidades de reuniones con Ecuador. El diferendo está sometido a la Corte Internacional y esperamos su resolución, ha sido su respuesta a las declaraciones de la ministra de Relaciones Exteriores expresando su interés en negociar una solución al diferendo.
Es un error hacer pública una aspiración sin conocer cuál será la reacción de la otra parte. Cuando llega el momento se mantienen contactosno públicos y solo cuando existe un principio de acuerdo para conversar, se lo revela.
La presidenta electa Claudia Sheinbaum, asumirá sus funciones el 1 de octubre próximo y es obvioque no quiera anticipar criterios sobre un posible arreglo con Ecuador mientras su mentor, López Obrador, siga en el poder. Se trata de un conflicto, muy serio por la toma violenta de la embajada de México en Quito. Esta violación a la inmunidadde las legaciones diplomáticas -piedra angular de las relaciones internacionales – la condenarán todos los países, porque, de no hacerlo, estaríanabriendo la puerta para que sus embajadas puedaser irrespetada por regímenes autoritarios que pululan en todos los continentes. El régimen de Noboa no es autoritario, pero cometió un grave error que costará superarlo. Había otras maneras de impedir la fuga de Glas que, evidentemente estaba tramada en grosera complicidad con López Obrador y que habría sido políticamente desastrosa para el gobierno que iniciaba su corto período y le vinculaba un “acuerdo legislativo”con la Revolución Ciudadana.
En suma, hay que esperar tranquilidad y paciencia de la cancillería para tratar el conflicto con México, no emitir nuevas declaraciones que permitirían otros desaires y darle tiempo al tiempo para alcanzar un arreglo con México, porque a las partes les conviene superar la actual situación que rompe una histórica y sólida amistad entre suspueblos.