Recuerdan ¿los “corazones ardientes”, Patria Tierra Sagrada, la mano sobre el corazón y todas las otras muestras de patriotismo que exhibían a diario los partidarios de la Revolución Ciudadana?
Toda esta demostración de alardeado patriotismo queda en meras posturas cuando se trata de intereses políticos. La interpelación a la ministra de Relaciones Exteriores planteada por diputados correístas tendrá, sin duda, un peso sustancial en el desenlace del diferendo entre Ecuador y México, que se tramita en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
De las 3 preguntas que ha planteado la interpelante, una se refiere a la toma de la embajada de México en Quito y la segunda a la negativa a conceder el salvoconducto a Glas. La tercera tiene relación con el deterioro de las relaciones con Rusia y su impacto comercial por la frustrada venta de armamento ruso a Estados Unidos. Difícilmente la ministra podrá librarse de la censura -cualesquiera sean sus argumentos- porque se trata de un acuerdo de los grupos políticos que controlan la Asamblea. Por eso desistieron de tres interpelaciones a ministros de Lasso y así exhibir la primera cabeza cortada del gobierno de su antiguo aliado, el presidente Noboa.
En esta columna se expresó en su momento el craso error al invadir la embajada de México en Quito para detener a Glas, pues, además de que ese acto recibiría la censura de todos los países del mundo, había otras alternativas para impedir su huida, tramada entre el presidente López Obrador y los ex del gobierno de los 10 años que se refugian en México. Pero la censura a la canciller favorecerá a la otra parte, lo cual linda con traición a la patria. Pero, claro, si en los días del problema el caudillo sugirió el envío de un barco de guerra mexicano para bloquear el puerto de Guayaquil, no debe llamar la atención la censura a la canciller que robustecerá la demanda de México.
La búsqueda desesperada de la impunidad del caudillo y su claque está por encima del interés del país y cualquier otro valor.