Lolo Echeverría
Los políticos nos han fallado
Pasaba el domingo por la residencia del embajador argentino y mi esposa me hizo notar que ya no estaba el patrullero en la puerta. El lunes informó la embajada argentina que la ex ministra Duarte había desaparecido de la residencia, luego se dijo que había salido el viernes. El embajador Fuks fue declarado persona non grata y una comisión de la Asamblea se entretiene con otro escándalo. Mientras tanto la condenada estaba ya en Caracas, camino a Buenos Aires.
Un caso muy feo de burla al Ecuador por parte de dos gobiernos famosos por la corrupción. Los denunciólogos siguen acorralando al gobierno; el gobierno sigue sin atinar una defensa; los opositores siguen buscando causales para la destitución; el presidente sigue sobreviviendo, pero el país, ¡ay!, sigue muriendo.
Uno de los denunciólogos sugiere que la fuga de Duarte es otro capítulo del pacto secreto de correístas y lassistas. Los políticos nos han fallado, por eso en esta batalla sólo toman partido los interesados; los ciudadanos estamos, entre el gobierno y la oposición, como Odiseo entre Escila y Caribdis.
Los populismos de México, Venezuela y Argentina ofrecen refugio a los corruptos prófugos o condenados por la justicia ecuatoriana y reparten sofismas y cinismo como explicación. La corrupción fue escandalosa en el gobierno de la revolución ciudadana porque el gobierno participaba en el pillaje, por eso fueron condenados el presidente, el vicepresidente, ministros y funcionarios.
La lucha contra la corrupción es un fracaso porque hay jueces y hay gobiernos que socapan la corrupción. Existe un sindicato de ex presidentes y presidentes ladrones que se protegen y protegen a los corruptos de izquierda.
Todos los acusados se fueron, se burlaron de la justicia y se llevaron el botín. El escritor Félix Ovejero dice de los independentistas catalanes lo mismo que vemos en nuestros políticos: “han monopolizado el poder, con un sistema en el que todos los corruptos encuentran trabajo y cobijo”.