En uno de los momentos más bajos del Partido Socialista Obrero Español, PSOE -actualmente en el gobierno – obtiene solamente 2 escaños menos que el partido de la oposición, PP, en las elecciones para diputados europeos que se llevaron a cabo este domingo 9 de junio. La esposa del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, está acusada de obtener beneficios económicos personales por aprovechamiento de fondos públicos y tráfico de influencias, ante lo cual el propio Sánchez ha enviado dos cartas a los ciudadanos. La primera dándose tiempo para decidir si continúa en funciones, lo cual fue simple pantomima; y una segunda en que acusa a los jueces de intervenir en las elecciones al iniciar procesos judiciales con el fin de influir en ellas. Inclusive ha utilizado el término lawfare, lo que ha generado la protesta del Consejo General del Poder Judicial. Es la tónica de sus colegas socialistas o “progresistas”. ¿Serán progresistas porque “progresan” económicamente en el poder?
Estas elecciones reafirman que la corrupción no pesa en los votantes, lo cual implica una penosa actitud ciudadana. Se la asume, ya porque “todos lo hacen”, o ya porque es un fenómeno con el que hay que convivir. Desde el retorno a la democracia, el PSOE registra casos graves de corrupción, como la salida de 2 vicepresidentes del gobierno de Felipe González y los cerca de 30 años que ese partido manejó a su antojo Andalucía.
En Ecuador, el correísmo mantiene una votación dura, pese a que su jefe máximo, el exvicepresidente, y la mitad de sus ministros, están en la cárcel o prófugos. Glas estuvo a punto de escapar a México con la complicidad del gobierno de López Obrador. No importa que en el juicio al ex contralor Pólit en Miami, uno de los testigos claves de la fiscalía confirmó haberle entregado varios millones de dólares, en lo que sería apenas la “punta de Iceberg” del brutal atraco de los 10 años,
Volviendo a España, el PP sería ingenuo si cree que su triunfo en las elecciones europeas expulsará a Sánchez de la Moncloa. Su cinismo extremo, junto a su gran capacidad negociadora, le han permitido pactar con quien sea al costo que fuese para entrar en la Moncloa primero y para permanecer en ella, ahora.