Delivery en California

El estado de California en los Estado Unidos es enorme. Si fuera un país independiente, sería la quinta economía mundial. Por lo tanto, lo que pasa allá afecta a todo el planeta. Además, como siempre están en la vanguardia de la tecnología, tienen que tomar decisiones sobre temas bastante innovadores.

Desde hace algún tiempo los californianos venían debatiendo sobre la naturaleza de los conductores de los “servicios de transporte a particulares”, nombre genérico de las empresas que prestan esos servicios con la ayuda de un “app” que usualmente corre en el celular del usuario. Estas empresa, facilitan el transporte de personas (los que sustituyen a los taxis) o de productos que se entregan a domicilio, lo que hoy conocemos con el anglicismo de “delivery”.

La función de estas plataformas o “apps” es juntar la oferta con la demanda, es decir, juntar a un conductor (y su vehículo) con una persona que requiere transporte. El vehículo es de propiedad del conductor y no de la plataforma y el pago va al conductor, excepto la comisión que recibe el app.

La pregunta, tanto filosófica como práctica, es cuál es la naturaleza de la relación contractual entre la plataforma y el conductor. ¿Es el conductor un empleado de la plataforma o es un contratista? Esa es la pregunta.

Y claro, de la respuesta se derivan una serie de consecuencias legales que van desde el pago del seguro social del conductor hasta la responsabilidad hacia terceros en caso de un accidente.

Si el conductor es un empleado, la empresa deberá afiliarle a la seguridad social y respetar las normas laborales, tanto de calidad del lugar de trabajo como en la definición de horarios, etc. Además, si hubiera un accidente, la empresa podría tener que responder por los daños causados.

Por otro lado, si el conductor es un contratista, la empresa no le podrá imponer un horario de trabajo, pero tampoco le afiliará a la seguridad social y no será responsable de lo que ocurra con terceros.

La opción del “empleado” es más segura para el conductor, pero le da mucho menos libertad y flexibilidad.

Pues el mismo día en que los norteamericanos eligieron a Joe Biden, en California hubo una consulta popular sobre este tema y el 58% de los votantes decidieron que la forma contractual estaba más cerca del contratista que del empleado. Por cierto, en la campaña se involucraron tanto los sindicatos del estado como las grandes empresas de apps de transporte de personas y de delivery.

La decisión es importantísima porque el formato del contratista abre un espacio de flexibilidad para actividades relacionadas con nuevas tecnologías que, como muchas cosas innovadoras, pueden causar preocupación, pero que son el futuro de la economía.

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