La re-enmienda a la Constitución, en su artículo 370, sobre la seguridad social, según la propuesta que a no dudarlo será publicada en el Registro Oficial previo el informe de minoría de la Asamblea Nacional, dice que “El Estado garantizará las pensiones jubilares de los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional”.
La sabiduría china nos ayuda a descubrir la maniobra de la estratagema utilizada, a la que alegóricamente se la reconoce como matar con un cuchillo prestado.
Luego de las reiteradas aclaraciones itinerantes e inocuas de que el Issfa no desaparecerá, se opta ir primero por el IESS, para la reforma a la seguridad social.
No se les entregará el 40% para las pensiones jubilares porque dizque tienen superávit. De esta manera se pretende crear con los jubilados del IESS una plataforma sometiéndolos a una nueva normativa de pagos de pensiones, aún no definida, porque se argumenta que el “IESS es parte del Estado”; por lo tanto, no existe posibilidad de una autonomía.
Este debate sobre la autonomía del IESS no es nuevo. Como la Secretaría Jurídica de la Presidencia lo advirtió, en diciembre del año pasado, cuando manifestó en referencia a los jubilados del IESS, que sus pagos de pensiones de hasta USD 1 200, transgredían los límites fijados en los mandatos constitucionales y decretos ejecutivos. Su máximo alcance se dijo debería ser únicamente de USD 550, quedando pendiente la decisión de mantenerlos en función de los informes de los asesores y de la Contraloría, según el entonces director del IESS.
Una vez alcanzado el objetivo con el IESS, entonces por extensión, se irán sobre el Issfa y el Ispol. Se les aplicará la misma regla, dando cumplimiento a lo ya manifestado por el Ministerio de Defensa en la frontera (El Universo, febrero 7 del 2012), cuando se dijo que “La compensación por desvinculación (léase jubilación) será por igual para todos, Fuerzas Armadas, Policía y sociedad civil, en un plazo de 10 años, en reconocimiento de sus años de servicio”.
Los militares y policías tienen un sistema, en el cual sus parámetros son el grado y el tiempo de servicio para su pensión de retiro, considerándose, además, su último haber militar o policial; mientras que los jubilados del IESS tienen otros parámetros que se basan en la edad y en el número de aportaciones con base en un promedio de sus últimos sueldos.
Solo basta imaginarse cuando se mencione maliciosamente que para los militares el Estado aporta el 60%, lo cual se deja para el golpe final de confrontación social, coartada que hábilmente pretende salvar la imagen utilizando una estrategia indirecta y a un aliado inocente y sustituto, como es el personal de pensionistas del IESS, para su propósito final.
El retiro y la jubilación se encuentran a un paso de su unificación porque “sus entidades de seguridad social formarán parte de la red pública integral de salud y del sistema de seguridad social”.