¿Y el empleo?

Paralelamente al proceso de corrección gradual de los desequilibrios macroeconómicos, de la mano del FMI, el Ecuador debe emplear sus energías en la generación de empleos formales y adecuados creando nuevas producciones exportables y mediante una explosión del turismo, ya que el tamaño del mercado interno se congelará por los efectos del ajuste económico. De lo contrario, este gobierno nos habrá endeudado en USD 10 277 millones más sin disminuir el desempleo que es el factor esencial del desarrollo humano, pues la simple entrega de bonos es una caridad insuficiente.

Como el Estado, que da empleo adecuado al 10% de los ocupados, más bien está prescindiendo de los excesos de personal, es urgente que los emprendedores se internacionalicen buscando mercados para productos que puedan hacer en forma competitiva, como la mejor manera de aumentar el número personas bien remuneradas. No hay que perder más tiempo, pues hay suficientes exenciones de impuestos, créditos estatales disponibles, asesoría técnica de la Unión Europea y un nuevo contexto de confianza externa en el reordenamiento de la economía. También están dadas las condiciones para aumentar sustancialmente la llegada de turistas extranjeros, el país ya está preparado. Solo falta un programa grande y agresivo de promoción del Ecuador turístico, para lo cual el Estado debe asignar fondos de magnitud compatible con las exigencias de la competencia mundial a la que tiene que enfrentarse.

Muchos hablan que no somos competitivos debido a que el tipo de cambio real se apreció por la rigidez de la dolarización y porque las leyes laborales no se han acompasado a esta nueva realidad.

La economía ecuatoriana ya ha absorbido estos factores restrictivos en los costos de los productos de exportación que están creciendo en forma sólida como son los casos del camarón, atún, banano, flores, cacao y otros productos de menor cuantía que están aumentando sus ventas externas porque en estos sectores sí somos competitivos. Pero estamos descuidados en generar nuevas producciones importantes y nos contentamos con difundir compromisos de inversión vegetativa para el mercado interno, que de todas maneras se tienen que hacer, incluso con un alto componente importado, privilegiando el consumo de divisas antes que su generación indispensable. Sobre lo segundo, es urgente acordar más normas específicas para propiciar nuevas ocupaciones sin aferrarse a la ortodoxia laboral, de modo que se amplíe el abanico de oportunidades para los jóvenes y para los trabajadores que están saliendo del sector público.

Finalmente, para inversiones importantes se requiere certezas y las habrá cuando se cumplan los compromisos con el FMI, pues hay que saber cuáles son las modificaciones al IVA, a los derechos arancelarios y otros impuestos indirectos, qué movimientos van a producirse en las tasas de interés para que vengan más bancos, cómo se va a eliminar el ISD y en qué medida bajará el subsidio al diesel industrial. Los grandes inversionistas esperarán dilucidarlo.

wherrera@elcomercio.org

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