Factor petrolero agrava la crisis económica

El talón de Aquilés del gobierno es el manejo de la economía, que aún no muestra señales de recuperación. Por el contrario, hay factores que agravan ese escenario. El principal es la situación crítica del sector petrolero, agrietado por la corrupción y la pésima gestión del anterior gobierno.

Con la llegada de las nuevas autoridades se empezó a conocer la magnitud de los problemas. Sobre todo, en Petroecuador se reconoció su existencia y las afectaciones que están provocando, lo cual había sido negado por la pasada administración. También se iniciaron acciones para levantar la entidad, sumida en una crisis a todo nivel. Se declaró la terminación unilateral de diez contratos con irregularidades.

Por el momento, las mayores dificultades se focalizan en la Refinería de Esmeraldas. Para enero se planifica la paralización por 45 días de la Refinería para la reparación de la Unidad de Craqueo Catalítico Fluidizado, considerado el núcleo de la planta. Es inaudito que sea necesaria una reparación, a menos de dos años de haberse ejecutado su repotenciación, que costó USD 2 200 millones. A más de las pérdidas por la paralización, estimada en unos 50 millones, el Estado deberá correr con millonarios gastos para los arreglos.

Tanto el poliducto Pascuales-Cuenca como la planta de Monteverde tienen fallas de construcción, lo cual desató litigios y más pérdidas onerosas para el Estado. En Bajo Alto la planta se levantó en un suelo inapropiado, por lo cual se ha recomendado su reubicación.

La cereza en el pastel es el espejismo de la Refinería del Pacífico, donde se gastó más de
USD 1 200 millones. Otro monumento al despilfarro con la impronta de la ‘revolución ciudadana’. En todos estos proyectos hay un denominador común: procesos de contratación viciados y fallas sistemáticas en la construcción de las obras. Una fórmula indescifrable (por la falta de acciones oportunas) para las autoridades de los sectores estratégicos, encabezados por años por Jorge Glas.