Quienes vivimos en Quito padecemos de una óptica centralista casi natural y no percibimos los problemas humanos de la cotidianidad de nuestros compatriotas marginalizados. Por ejemplo, no sabemos cómo viven una de cuatro familias sin agua potable (3,5 millones de habitantes) y dos de cada cuatro sin tener alcantarillado (7 millones de hab.), en municipios alejados de Quito, Guayaquil y Cuenca.
Por eso es que un tema fundamental de nuestra política de desarrollo es propiciar que estos municipios pequeños crezcan en su capacidad de gestión, para que haya un equilibrio justo en el aprovechamiento de las oportunidades y equidad al interior del país. Ahora que vamos a elegir alcaldes debemos preguntar qué han hecho o qué van a hacer en sus respectivos municipios para que aquellas familias no vivan en la barbarie orgdel subdesarrollo.
El agua potable buena y el alcantarillado bien hecho son derechos humanos incuestionables, que obligan al Gobierno a decidir una política y a las municipalidades a ejecutarla. Pero hay municipalidades medianas y pequeñas que aún no saben trabajar en este tipo de proyectos por lo que el Gobierno central debe ejecutarlos rápidamente. Estas acciones son parte fundamental del objetivo de la inclusión social que manda la Constitución y de la equidad geográfica de nuestro desarrollo humano.
Este asunto no es solo presupuestario, sino que requiere de mejores recursos humanos en las zonas periurbanas y rurales, que sepan planificar y ejecutar en tiempos razonables obras de buena calidad. En el caso de los municipios pequeños que no tienen ese personal debe haber una cooperación horizontal de las empresas centrales que sí tienen buena experiencia, para que haya gente capaz de poner en marcha obras de esta naturaleza con el apoyo financiero del Banco del Estado que está llamado a jugar un papel decisivo, aprovechando la buena disposición de la CAF para otorgar créditos de inclusión social.
El Ecuador necesita de más ciudades medianas potentes, con buenos servicios públicos para estimular el desarrollo y proveer a los ciudadanos de un mejor confort de vida. El país necesita que los cantones pequeños cuenten con facilidades de vida para retener la migración hacia las ciudades más grandes, porque éstas no deben seguir creciendo sino desenvolviéndose con la población actual para que todos vivan bien. Quienes sean candidatos deben decir qué y cómo van intentar resolver estos temas fundamentales, para no estafar a la fe pública de los ciudadanos.
También los medios de comunicación tienen la responsabilidad de dar prioridad a estos temas para incitar a la opinión pública a que los ponga en primer plano. Los medios de alcance nacional y cantonal deben suscitar a los pueblos a reclamar estas obras para mejorar su vida en forma real.