Una tarde de 2005 en el poblado de Ashton Hayes, en el noroccidental condado inglés de Cheshire, alguien inició una conversación en un bar sobre el cambio climático y la energía. Dos años después, vecinos del lugar redujeron 20% sus emisiones de dióxido de carbono y los costos energéticos.
Ashton Hayes ahora procura convertirse en la primera comunidad neutral en carbono de Inglaterra.
“La gente sabe bien que se necesitan grandes transformaciones frente al cambio climático y al agotamiento de recursos”, dijo Rob Hopkins, uno de los fundadores del movimiento Transition Towns, que reúne a los residentes preocupados en mejorar las calles y los barrios. “Comencé con amigos y vecinos, preguntando: ‘¿qué podemos hacer como personas comunes, sabiendo que nuestros gobiernos no van a resolverlo?'”, contó a IPS.
Mientras, frente a un problema creciente de basura, los residentes de la comunidad sudafricana de Greyton procesaron los desechos y los colocaron en botellas de plástico para fabricar “ecoladrillos”, un buen material con alta capacidad de aislamiento, que ahora es usado para edificar cuartos de baño.
En Portugal, donde el desempleo supera 20% de la población económicamente activa y los salarios se deterioran, el movimiento lanzó iniciativas para limitar la circulación de dinero. En una pequeña localidad se prohibió el uso de monedas y billetes por tres días, y los habitantes intercambiaron bienes y servicios. “Podemos hacer que funcione”, dijo Hopkins, autor del libro “Power of Just Doing Stuff – How local action can change the world” (El poder de simplemente hacer algo. Cómo la acción local puede cambiar el mundo). Ahora hay más de 1 000 comunidades involucradas en Transition Towns, movimiento voluntario y sin fines de lucro. Estas inventan sus propias formas de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, mientras aumentan su capacidad de resistencia y su autosuficiencia en alimentación, agua, energía, cultura y bienestar.
Según un informe de 200 páginas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climáti co (IPCC, por sus siglas en inglés), divulgado el 30 de septiembre, las temperaturas registradas en el hemisferio Norte entre 1983 y 2012 fueron las más altas en los últimos 1 400 años. El informe, redactado en forma muy cautelosa, detalla los últimos impactos observados, como los cambios en las precipitaciones y los eventos climáticos extremos. También confirma que esos y otros efectos se agravarán conforme se incrementen las emisiones de dióxido de carbono.
“Las ciudades tienen el papel más importante en los esfuerzos por una emisión cero”, subrayó George Ferguson, alcalde de la localidad británica de Bristol, con medio millón de habitantes. “Bristol pone énfasis en el transporte a pie y en bicicleta, y tenemos planeado duplicar o triplicar la capa forestal. Queremos mejorar la calidad del aire y la salud de los residentes”, dijo. Esta ciudad, una de las primeras en integrar el movimiento Transition Towns, es laboratorio viviente para ideas y experimentos destinados a crear una “ecociudad” para todos.
IPS