En 4 meses más se cumplirán 3 años de gobierno del presidente Lenín Moreno. En un año terminará su mandato. No obstante, hasta que eso ocurra, hay un mar de dudas de lo que pueda hacer.
Tras las protestas de octubre, su gobierno se quedó debilitado y deslegitimado. La intentona golpista, azuzada claramente por ciertos actores políticos, lo dejó gravemente herido. Es como si lo hubiesen resucitado de un accidente fatal.
Tras estar a un paso del más allá, en lugar de levantarse con las ideas claras da la impresión que está completamente desorientado. A diferencia de su primer año, el cual fue un éxito en el manejo político, los problemas se le han acumulado y, al mismo tiempo, las alternativas de solución son ahora más reducidas. Por eso creo que al interior de sí Moreno cuenta ansiosamente el día en que tenga que entregar el poder.
A mi criterio el problema más crítico de Moreno (y del próximo gobernante) es el económico. Este se condensa en dos aspectos: el déficit fiscal y el bajo crecimiento de la economía. No hay manera de cubrir el déficit fiscal producido fundamentalmente por una abultada burocracia. Son cerca de 11 mil millones de dólares que se van cada año en el pago de sueldos y salarios. Mientras tanto, los ingresos provenientes de las exportaciones de petróleo llegan a cinco mil millones de dólares. Es decir, gran parte de la riqueza generada por el país se come la burocracia.
¿Qué hacer? Como en una empresa o cualquier organización hay que reducir los gastos y aumentar los ingresos. Reducir los gastos significa, entre otras cosas, eliminar los subsidios a los combustibles (principalmente del diésel) y reducir significativamente la nómina del sector público. Pero como todos sabemos, eso, en este momento, sería prácticamente imposible. Eso debió haberlo hecho cuando asumió la presidencia.
¡Aumentar los ingresos! ¿Cómo? El inconveniente es que no hay muchas opciones. Pensar en más endeudamiento (que seguramente eso va a hacer en este año), en la monetización de activos del Estado a través de concesiones, en el aumento de la producción de petróleo o en las regalías que puede generar el sector minero metálico, no van a alcanzar.
Otra fuente de ingresos sería la aplicación de más impuestos. Sin embargo, ¿cómo hacer cuando la economía está en una situación crítica? Proyecciones reales hablan de un decrecimiento de la economía.
La situación se complica cuando el presidente Moreno ha perdido el control de la Asamblea. Hasta que la correlación de fuerzas no cambie, es imposible pensar en leyes relevantes en los actuales momentos.
Un refrescamiento de asesores y ministros es una prioridad. Tal vez con ello pueda al menos tomar la iniciativa y el rumbo para los meses que le quedan, enfocándose al menos en aspectos como lucha contra la corrupción, trabajo en lo social, promoción del turismo, etc.