Un mensaje militar
El mensaje es claro aunque en la actualidad se menosprecie toda crítica y se califique de “opositores y enemigos”. Los militares en servicio pasivo lo han hecho, incluso quienes hasta hace poco estuvieron en altas funciones de las FF.AA. en este Gobierno. Se trata de lo que califican como una obligación moral de defensa institucional.
Hace siete días hubo una reunión muy concurrida de militares en servicio pasivo, al más alto nivel, en la que expresaron su respeto a la democracia, pero con firmeza rechazaron el proceso contra ex altos oficiales de la institución, acusados de delitos de lesa humanidad por la “nueva justicia independiente” y también por lo que califican el deterioro y las perspectivas de un debilitamiento institucional como secuela de reformas y otras propuestas formuladas.
¿Acaso desaparecieron las amenazas permanentes en las fronteras y de manera especial en el norte con Colombia? Más de 500 oficiales, entre ellos ex ministros de Defensa y ex comandantes de las tres ramas, expresaron su disconformidad con este procesamiento. Además, existe molestia por lo que se está haciendo con la institución, en donde los mandos, oficiales y la tropa activos no son deliberantes pero tienen claro lo que sucede en la actualidad.
El rechazo es evidente al procesamiento de ex ministros y excomandantes que actuaron en el régimen de Febres Cordero (84-88). No rehúyen responsabilidades si en la actuación hubo abusos contra los DD.HH., en momentos cuando aparecieron en el país grupos armados al margen de la ley, que incursionaron, secuestraron, asaltaron bancos e incluso asesinaron: el caso por la espalda del mayor Galo Miño.
En estas acciones de la fuerza pública claro que hubo excesos, la desaparición de personas y respuestas que rebasaron la ley, que no se podían pasar por alto y por ello hubo juzgados y sentenciados. Sin embargo, otra cosa es acusarles de delitos de lesa humanidad, que hayan tenido una política de ataque generalizado y sistemático contra la población, casi comparables con los nazis en la Corte de Nuremberg o de los militares durante las dictaduras sangrientas del Cono Sur, en donde sí hubo miles de desaparecidos, torturados y asesinados. En el Ecuador no ha habido una similar política institucional sino acciones aisladas.
Es indudable que este Gobierno les ha atendido mejor que los regímenes anteriores, incluido uno de un militar (r). Les ha dotado de material y les mejoró los sueldos, pero eso no es todo. Hay una defensa de principios institucionales. Por ello no es bueno jugar con fuego y peor actuar con pasión y afán de revancha y venganza de quienes resultaron lesionados en las confrontaciones del pasado y hoy participan en el poder. Según el ex jefe militar en este Gobierno, general Ernesto González, las acusaciones son falsas y equivocadas, cuando debiera fomentarse la reconciliación y no más confrontación.