Los hechos de protesta social, aunque no en la multitudinaria dimensión que habrían tenido sin el ambiente de tensión producido por el temor a sanciones inmediatas, y por el agobiante peso institucional del Gobierno, al ser evidente la falta de independencia del Poder Judicial, demuestran que la mayoría de curules legislativas de Alianza País no podrá culminar su aprobación a contrarreloj. Los movimientos femeninos cierran filas para despenalizar el aborto, los profesionales médicos de amplia experiencia por sus largos años de ejercicio suman fuerza local y nacional, que incluye a estudiantes universitarios con esa vocación.
En un análisis anterior advertí que no debía sobreprotegerse al paciente frente al médico, porque podría convertir al profesional en un posible delincuente con penalidades entre cinco y dieciséis años. Penalizar a patronos que no afiliaron a trabajadores; al tráfico de influencias de servidores públicos; al pánico generado por noticias falsas causantes de daños a la economía nacional, al autor de informaciones reservadas, sin autorización del funcionario encargado, y a editores, directores y propietarios de medios de comunicación que se nieguen a dar al fiscal el nombre del autor, reproductor o responsable de una publicación. En fin, ubicar a toda protesta social en el delicado ámbito penal del terrorismo, con lo cual se anula la vida en democracia.
Una vez consumada su aprobación, se han hecho públicos esos textos legales confusos, contradictorios y hasta mal ensamblados y redactados.
No importó que 20 asambleístas del Gobierno demuestren independencia en el tema del aborto solamente, habría sido peor que se opongan en otros campos de las nuevas figuras delictivas. Nadie reclamó haber incorporado el delicado campo del procedimiento penal en ese voluminoso Código. Por eso hay que recurrir al Código Civil, matriz jurídica de todo ordenamiento jurídico, y destacar su vigencia que cumplirá doscientos años en muchos países latinoamericanos. Chile entregó su Código Civil a Andrés Bello, para que sea recopilado y corregido gramáticamente. En nuestro medio legal, su enseñanza se basa en cuatro libros: l. Personas, 2. Bienes. 3. Sucesión, 4. Obligaciones y contratos, en sucesivos años lectivos con Profesores especializados.
En la novísima sabiduría que supuestamente tiene este Código Penal Integral, se desarticula esa separación necesaria que tiene el viejo Código Civil, tanto para profesionalizar al Derecho como ciencia jurídica, como para aplicarla en la sociedad. Al mezclar al estilo “licuadora” delitos, penas y procedimiento en el campo sensible del ejercicio de libertades de trabajo, de pensamiento, de pago de impuestos, y también de la delincuencia común, la sociedad está absorta y en espera de reflexiones profundas.
La Asamblea no debe penalizar bajo la poderosa influencia política y contrarreloj. Debería suspender su aprobación.
Columnista invitado