El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, llega en visita oficial al Ecuador. Aunque fuentes de la Cancillería han mencionado que la visita de Ahmadinejad será para tratar temas de intercambio comercial, no se descarta que entren en agenda otros temas de interés de ambos mandatarios.
Es importante mencionar que en términos comerciales se ha avanzado muy poco, siendo más que marginales las exportaciones que Ecuador ha hecho a Irán. De acuerdo al Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ProEcuador) las ventas durante el 2011 al país persa fueron de USD 945 000.
Si se toma en cuenta la coyuntura geopolítica internacional, la visita del Presidente de Irán se produce en un momento tenso. Por un lado, Ahmadinejad se ha negado a poner freno a su programa bélico-nuclear y, por otro, ha amenazado con bloquear el tránsito en el estrecho Ormuz –lugar por donde pasa buena parte del petróleo que surte al mundo- si la Unión Europea insiste en mantener el embargo al crudo iraní. Por este motivo, la visita de tiene un cariz eminentemente político y tendiente a sumar adhesiones.
Aunque la decisión del Ecuador de seguirle el juego a Irán se basa en un principio de soberanía, no hay concordancia con la posición tradicional de nuestro país de fortalecer lazos con países que respetan los derechos humanos y libertades, pilares de regímenes democráticos. Eso es algo que el régimen de Ahmadinejad se ha encargado de ignorar de manera reiterada.
EE.UU., al igual que Unión Europea, ha hecho escuchar su voz de preocupación por la injerencia de Irán en la región en lo que se conoce como “posición de fuerza”. Washington ha pedido a los países de América Latina que “no profundicen sus vínculos” con el Presidente iraní. Sin embargo, es preciso mencionar que esto posiblemente no tenga ningún efecto.
Los países de la Alba, entre ellos Ecuador, no están dentro de la esfera de influencia norteamericana. Como ha dicho el presidente venezolano Hugo Chávez, América Latina ya no es el “patio trasero” de los Estados Unidos. Esto, así como es producto de una nueva realidad geopolítica, es también resultado de los errores cometidos por Washington en términos de política exterior.
Los vínculos del gobierno de Correa con el de Ahmadinejad no son nuevos para la Casa Blanca. No obstante, después de la expulsión de la Embajadora norteamericana, todo está como si no hubiese pasado nada.
Más allá de esto, preocupa que el Ecuador, hasta el día hoy, no tenga un derrotero claro por donde dirigir su política exterior. Los lazos con Irán son una muestra del mal manejo de nuestras relaciones internacionales.