De izquierdosos, ¡líbranos Señor!
Lo de ‘izquierdosos’ lo he utilizado desde hace años, tantos como que llegué a creer que era el primero en emplearlo. Con dicho término pretendía calificarles a quienes en provecho propio vivían del cuento de la revolución marxista-leninista, maoista o castrista. Todo hacían para que la revolución no se produjera en nuestros yermos. Ellos, los izquierdosos, en actitud desafiante.
Saben mis lectores que para neutralizarle al tedio, en época de pandemia y aislamiento, he vuelto a leer algunos textos que en su momento me impactaron. Tal el caso de “Netchaiev ha vuelto” de Jorge Semprún. Con apenas 17 años, Semprún se sumó a los maquis de la resistencia francesa, en la Segunda Guerra Mundial. Cayó prisionero y fue internado en el campo de trabajos forzados y exterminio de Buchenwald. Allí se relacionó con militantes del Partido Comunista Español. Luego de la derrota de Alemania llegó a ser Responsable del PCE en Madrid. Fue quien organizó la primera movilización universitaria contra Franco (cuando le conocí, 1956). Expulsado del PCE, porque se resistía a los dogmas, años después llegó a Ministro de Cultura del gobierno socialista presidido por Felipe González. Permaneció en tal cargo durante tres años. A partir de entonces tuvo tiempo para escribir memorias y testimonios de sus actividades políticas, incluidos, claro está sus encuentros y desencuentros con socialistas de todas las tendencias. Conoció a Fidel Castro en Cuba, le sorprendió su autoritarismo.
Largo el preámbulo que pone en duda mi primacía en la utilización de tal término: “Eran los años en que los izquierdosos franceses reinventaron las actitudes de los populistas rusos de la época de Netchaiev (mediados del siglo (XIX)” (Colección Andanzas. TusQuets, Eds. Barcelona, 1988, pag.251).
Izquierdosos, entre nosotros, a montones, más por ignorancia y codicia, que por convicción. Es el caso de quienes mancharon la estatua de Isabel la Católica. La Reina que financió, vendiendo sus joyas, el primer viaje de Colón, cuando el descubrimiento de América. Pobres de nosotros si el descubrimiento hubiera ocurrido luego de 100 años o más. Al igual que los pueblos subsaharianos que existieron para los europeos tan solo a partir del siglo XIX, hubiéramos sido también “los desheredados de la tierra”.
Con educación y el imperio de la Ley llegaremos a la justicia social, a la democracia liberal, el imperativo del siglo XXI, el único camino para salir del pantano del subdesarrollo. Desde luego que los izquierdosos, incluidos algunos de los candidatos a la Presidencia de la República, tan solo saben de marchas, de tirar piedras, de ensuciar y destruir bienes patrimoniales. Eso sí, siempre con el cuento de una revolución que nunca llega y que en lo personal no les va ni les viene, cada vez más influyentes y poderosos.