Mariana Mazzucato, economista italo-americana, escribió un libro muy interesante: “El valor de las cosas: Quién produce y quién gana en la economía global”. Analizando la creación de valor y su distribución en la economía global, destaca que la generación de valor es un esfuerzo colectivo que involucra tanto al sector público como al sector privado.
Una característica particular de este escrito es el especial énfasis que ella hace respecto del papel esencial del Estado en sentar las bases para la innovación y crecimiento económico, a través de la inversión pública en ciencia, tecnología y educación. Esta inversión, según ella, es la que puede catalizar la creación de nuevos mercados y sectores, generando beneficios tanto económicos como sociales.
En paralelo, Mazzucato advierte que, en muchos casos, el sector privado tiende a obtener una parte desproporcionada de estos beneficios, lo que lleva a una distribución desigual de la riqueza. Esta concentración de beneficios, de acuerdo con su criterio, puede dar lugar desigualdades socioeconómicas, tensionando aspectos relacionados con la equidad y la sostenibilidad del modelo económico actual.
En este sentido, Mazzucato propone una colaboración público-privada más estrecha y equilibrada, donde el Estado asuma un papel más activo y emprendedor. Esta colaboración estratégica permitiría compartir el riesgo y los beneficios, fomentando una distribución más justa de la riqueza generada por la innovación.
Es decir, para Mazzucato una sociedad más justa y una economía más prospera solo es viable en la medida en que sector público y privado caminen de la mano, con un Estado no solo regulador y redistribuidor, sino también como inversionista en aquellos espacios relacionados con la innovación, y con un lado privado que reconozca de forma efectiva la verdadera participación del Estado en su creación de valor. Sin embargo, esto solo ocurrirá así, en tanto y en cuanto los agentes privados incorporen el aporte del Estado en la generación de su beneficio como parte de su ecuación.