¿El final de los tiempos?

Resulta exagerado el título. Lo que sí se avizora es el final de la Era Cristiana, al menos de la que nos corresponde en la que la Iglesia Católica ha sido protagonista. No cabe pontificar. Lo que viene a continuación una suerte de micro ensayo y nada más, producto eso sí de los tiempos que estamos viviendo.

Conocí al Dr. Zeisel en La Universidad de Chicago. De edad avanzada, Premio Nobel, se mantenía extraordinariamente lúcido y aún dirigía uno de los equipos que en los Estados Unidos investigaban las funciones de la corteza cerebral, la cual en la especie humana presenta amplias estructuras sin funcionamiento conocido o muy incipiente. Me recomendaron acudir a Zeisel con el fin de que me permitiera utilizar los estabilímetros computarizados que habían sido adquiridos hace poco, costaban una fortuna y con ellos era posible detectar el menor movimiento de las ratitas que irían naciendo de 8 grupos experimentales. Fue la oportunidad para que de tarde en tarde mantuviera provechosas conversaciones con el sabio norteamericano, atento a los resultados que iba obteniendo con su auxilio. Algunas de las opiniones de Zeisel han quedado en mi memoria: Los Estados Unidos destinan cantidades astronómicas en las investigaciones sobre la corteza cerebral, la Defensa y la conquista del Espacio Exterior. El portentoso desarrollo industrial norteamericano era el resultado del sustento que suponía su colaboración en las actividades antes mencionadas. Imparable el compromiso de los Estados Unidos con el futuro de la especie humana de no interponerse un holocausto nuclear. En nosotros pesan los hechos, los ‘facts’: en ustedes, Dr. Fierro, las creencias.

Creencias que se van desmoronando, según parece. Hoy se da por cierto que no existe el limbo, ni el purgatorio, ni el infierno (el espacio de la chamusquina eterna). Santos y santas van desapareciendo de los altares de las iglesias. A la misa dominical, muy pocos, los centros comerciales, repletos. El celibato y la pederastia. En los inmensos monasterios casi no quedan monjes. Las universidades católicas, dirigidas por los últimos religiosos que no desertaron. Poco es lo que queda de la admirable familia tradicional católica.

La revelación de los conocidos como Misterios de la Virgen de Fátima, luego de más de 70 años de silencio, tiene connotaciones a ser ponderadas por cada cual. La gran apostasía de la Iglesia Católica se iniciará “en lo alto”, es decir con el ultimo papa (según otras profecías). El sufrimiento de la Iglesia por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a niños, el celibato en cuestión. La pérdida de la fe en el continente europeo. Mares de fuego y seres nunca vistos en la superficie de la tierra.

Para mis adentros me aseguro que, por otros caminos, el mensaje de ese hombre bueno que fue Jesús, continuará vigente.

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