Una de las contribuciones más importantes a la condigna celebración del Bicentenario de Quito es la serie editada por el I. Municipio, bajo la denominación de ‘Biblioteca básica de Quito’, a través del Fonsal, sobesaliente estructura edilicia hoy denominada Instituto Metropolitano de Patrimonio. Formando parte de esa serie y enriqueciéndola se destacan los libros del notable investigador, escritor y publicista Dr. Fernando Jurado Noboa, autor de una copiosa y rica bibliografía que abarca ya 84 títulos, siempre sobre temas históricos puntuales aunque de preferencia genealógicos, con aportes fundamentales para el conocimiento de nuestra realidad social. Sus méritos y trabajos han sido públicamente reconocidos por la Academia Nacional de Historia, en la que es miembro numerario y fue secretario, y por la Academia de Historia de la Medicina, pues no debe olvidarse que este fecundo investigador de nuestro pasado es, ante todo, médico psiquiatra, destacado profesional, doctorado en la Universidad Central del Ecuador (Medicina) y en la de Navarra (Psiquiatría).
Todos sus libros exigen recensiones sistemáticas, ni se diga la serie denominada ‘Calles, casas y gente de Quito’, magno ejemplo de investigación seria, minuciosa y científica, que diagnostica el origen, construcción, hechos, personas y personajes relacionados con cada uno de los caminos, vías y plazas de la cuadricentenaria urbe indo-hispana, cuyos orígenes se remontan miles de años atrás, y que el 6 de diciembre de 2034 celebrará el V centenario de su fundación castellana.
En estos mismos días han sido presentados al público dos nuevos tomos de la obra de Jurado sobre calles y casas de Quito: los VIII primeros reconstruyeron la historia urbana, calle por calle del damero original, antes de la expansión moderna en el siglo XX. Los volúmenes IX y X analizan en cambio las ‘plazas articulares’ de la ciudad San Francisco y Santo Domingo, testigos vivientes de los principales hechos de Colonia, Independencia y República. El análisis puramente urbanístico se enriquece con episodios, anécdotas, semblanzas, conclusiones a veces ya definitivas sobre qué y cómo fue, pero también hipótesis posibles cuando algún aspecto no está bien dilucidado, merece testimonios contradictorios, o no hay sobre él ninguna fuente.
Estos volúmenes parecen vivir por las numerosas y espléndidas fotografías a todo color (258), sobre todo de la plaza de San Francisco, en su mayor parte tomadas por el Arq. Alfonso Ortiz Crespo, Christof Hirtz y otros magos de la lente. Su gran formato, fino papel cuché y precisa impresión les convierten en verdaderos álbumes, para mirarlos y remirarlos pero, en especial, para leerlos y releerlos. Felicitamos al Municipio de Quito en la persona de su Alcalde, su secretario de Cultura Miguel Mora Witt, y la directora del Instituto de Patrimonio, Margarita Romo Pico.