La gente escogió con su voto las siete maravillas de Quito. Quizás es un buen momento para reflexionar sobre ellas en medio de los problemas de tráfico, transporte e inseguridad que agobian a los vecinos de la capital del Ecuador.
De una lista de 36 sitios previamente escogidos, los votantes optaron por siete íconos: el Antiguo Hospital Militar, La Ronda, las iglesias de San Francisco, El Quinche, La Compañía de Jesús y la Basílica y además la estación del tren de Chimbacalle.
Fue una iniciativa muy interesante. Más allá de lo arbitrario de un proceso de selección o los criterios disímiles, puso a los vecinos de Quito a pensar y a discutir sobre los sitios que considera especiales y dignos de recorrer por los turistas extranjeros, por los visitantes de otras ciudades del país y, por qué no, de aquellos que, viviendo en la propia capital,
Claro que no se debe perder de vista a tantos rincones especiales que conjuntaron las virtudes de esta ciudad conocida otrora como relicario de arte en América. La propuesta inicial nombraba a otros templos como Santo Domingo, El Sagrario, Santa Bárbara (muy poco conocida por la mayoría) y la Catedral Metropolitana.
Otros sitios como la Plaza Grande, la Cima de la Libertad, el Itchimbía y su Palacio de Cristal, la Capilla del Hombre estaban mencionados. Además, el Parque Metropolitano y las reservas ecológicas del Pichincha y el Pululahua.
Todo esto está muy bien ya que resalta nuestro patrimonio y puede convertirlo en tema de proyección. Pero es importante insistir en la urgencia de mantener limpia y segura a la ciudad para poder hacer la vida más amable y atraer a los visitantes de todas partes.