Quito: nuevo esquema de movilidad y circulación
La llamada nueva normalidad a consecuencia de la pandemia ha alterado intensamente usos y formas de organización social y personal.
Una de esas facetas ha sido el tránsito. La movilidad para quienes durante meses no pudieron salir de sus casas y luego han tenido que bregar con la poca facilidad del transporte público; y para quienes tienen auto, cambios constantes de restricciones.
Parece que estamos girando alrededor de una ‘cultura’ de prohibiciones, restricciones, horarios, días sin salir, toques de queda... tan abrumadora como complicada de asimilar.
El fin de semana último, que se juntó con el feriado por Carnaval, fue una muestra de ese nudo difícil de desatar. Unas restricciones vehiculares en algunas ciudades, unas playas cerradas a ciertas horas y otras playas en las provincias vecinas con distintos horarios, aforos y normas que complican la vida.
Es verdad que el propósito de todo es cuidar la salud, evitar aglomeraciones y prevenir contagios, pero tantos cambios en las costumbres y horarios generan confusiones.
Quito, por ejemplo, ha ido desde el confinamiento casi total -como todo el país- hasta la entrega de salvoconductos permanentes o temporales.
La medida anterior del pico y placa fue superpuesta tras el confinamiento con otra que alternaba los números finales de placas, horarios limitados y algunas prohibiciones drásticas. Desde el miércoles rigen nuevos días para el uso de vehículos conforme el número de placa.
Se liberan, eso sí, el sábado y el domingo. Pero lo de fondo -en una ciudad donde la mayoría de personas se mueve en transporte público- debe ser facilitarle la vida a esos usuarios.
En Quito hay 500 000 automóviles y 3 082 buses. Todavía no se ponen de acuerdo en las tarifas integradas y en el sistema multimodal para cuando venga el esperado Sistema Metro, y la organización y la planificación técnica parecen todavía lejanas.
Mientras se renuevan los conceptos y se otorgan nuevos salvoconductos, es de esperar que la nueva restricción no se preste para sobornos ni extorsiones.