Qatar le puso la vara muy alta a los próximos países sedes de los mundiales de fútbol. Su infraestructura (sistema vial, escenarios, hoteles, la logística en general) se constituyó en el soporte de la Copa del Mundo.
El Mundial no empezaba y había un prejuicio de la sociedad: supuestamente no estaba todo terminado para recibir a un millón y medio de personas, en un país tan pequeño. Pero fue todo lo contrario porque no hubo ese amontonamiento que origine incidentes en su moderno Metro, en el aeropuerto, en las terminales de autobuses, en sus calles y en los estadios.
La organización catarí le puso un dilema a la FIFA. No solamente por sus modernos estadios y los sistemas de transporte, sino porque mostró una operatividad, en la que se cubría hasta cómo llegar a un estadio. Se suplieron las deficiencias de anteriores organizaciones en la que se carecía de información básica para llegar a estadios, ciudades cercanas, señaléticas indispensables que se requieren en ciudades sedes.
Este país gastó USD 220 000 millones solo para la organización, dinero que se invirtió en los últimos 15 años para las construcciones de escenarios deportivos, edificios, hoteles, sistema vial…
Tal vez no tengan un retorno de la millonaria inversión, pero el afán de ese pequeño país era evidenciar -como lo sostuvieron sus autoridades en el desarrollo del Mundial- el crecimiento económico, educativo, tecnológico, la infraestructura vial, industrial, biotecnológica… y, sobre todo, poner en la mesa su cultura, que va mucho más allá de ponerse una túnica o un traje que identifica a los árabes.
Qatar es un país rico, que se ubica cuarto en el ranking global, que se sostiene por sus ingresos de petróleo y gas natural, de donde salió el dinero para impulsar el Mundial.
Esa organización también dejó una lección a la FIFA y a los próximos países sedes. Esa fue la de la seguridad para el turista extranjero y también para los cataríes y residentes. En el desarrollo de la Copa no hubo reportes de asaltos ni desmanes en los Fan Fest, en los estadios, buses, Metro, ni en los hoteles.
El ejemplo de Catar en seguridad para el aficionado es un tema que puso a debatir a las autoridades de la FIFA, como parte de los requisitos básicos para las próximas designaciones.
La moraleja es que en el 2024 se deberá elegir al país sede del Mundial 2030, en la que hay naciones sudamericanas interesadas en postularse, pero que la realidad actual los distancia después de lo que se presentó en Qatar.
Antes de eso se desarrollará el Mundial 2026 en tres países: Estados Unidos, México y Canadá, los cuales están en la casi obligación de igualar o superar el sistema estructural que mostró Catar.