El Puente Internacional de Rumichaca, que une a Colombia y Ecuador, es una frontera viva.
La actividad comercial la caracteriza desde hace muchos años.
A pocos kilómetros de ese puente, dos ciudades fronterizas, Ipiales y Tulcán, han sido signadas por el comercio, una de las actividades humanas que mayor dinámica muestra tradicionalmente.
Hace más de cuatro décadas, la gran cantidad de productos que llegaban procedentes de Colombia surtía de mercadería a las provincias del norte del Ecuador. Quito contó con un mercado popular plagado de mercadería de todo tipo y a precios asequibles, que se bautizó como la Ipiales, en el Centro Histórico, una muestra del vibrante comercio.
Hoy, otros aspectos marcan la vida de esa frontera. La devaluación del dólar en Colombia hace que los precios en una ciudad como Ipiales sean provechosos para los consumidores ecuatorianos.
La reportería de Diario EL COMERCIO estableció que cada fin de semana unos 20 000 ecuatorianos llegaban a la ciudad del sur del departamento de Nariño. Se realizaban transacciones estimadas en USD 1 millón.
Con la imposición de las salvaguardias, los controles aduaneros se han extremado, especialmente en el rubro de los electrodomésticos, pero la actividad sigue pujante en Ipiales, al contrario de lo que sucede del lado ecuatoriano.
Tulcán, que en varias épocas ha vivido una bonanza comercial, hoy pide medidas para reactivar su economía afectada por el dólar fuerte y las salvaguardias.