El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, debió cambiar el contenido del Estado de la Unión, un discurso que anualmente debe dar el Mandatario ante el Congreso. La invasión rusa en Ucrania se tomó el protagonismo inicial de sus palabras en la noche del martes. Fue duro contra su par ruso, Vladimir Putin, y dijo que “pagará un precio” y anunció la prohibición de vuelos rusos sobre su espacio aéreo, tal como lo han hecho Europa y Canadá. Además, una de las invitadas de honor fue la embajadora ucraniana en Washington, Oksana Markarova. Estuvo sentada al lado de la prima dama, Jill Biden, en el palco más importante del Capitolio.
Biden sostuvo que Putin se ha equivocado, que provocó una guerra deliberada y sin razón; la libertad siempre se impone, tarde o temprano, a todas las tiranías. Los oligarcas rusos tampoco fueron ajenos a sus críticas. Confirmó, sin embargo, que no participará en las batallas, pero que su contingente de tropas está desplazado para proteger a los países miembros de la OTAN.
La crisis ucraniana ha valido, en mucho, para lograr la unidad en el Congreso de los partidos demócrata y republicano, enfrascados en una disputa que solo polariza aún más al país. El Presidente demócrata, aprovechando las señales que dejan los ataques de Rusia, exhortó a tener los mismos valores cuando se traten los no pocos problemas internos: inflación, el elevado precio de los combustibles, migración y la pandemia del covid-19.
Fue un llamado necesario, pero no exitoso. Varios republicanos lo interrumpieron cuando coreaban “¡construye el muro!” en la frontera sur. Para muchos analistas, hay republicanos de la línea del expresidente Donald Trump, que preferirían ver a un Putin triunfante para así tener a un Biden debilitado.
Por eso, en su discurso, dio algunos mensajes “en lenguaje republicano”, según el Washington Post. Fue débil en temas como aborto, derechos Glbti y cambio climático. Prefirió, por ejemplo, resaltar el fin de la obligatoriedad de usar mascarillas. Y es que Biden necesita apoyo; según encuestas, solo 40% cree que ha hecho un buen trabajo en su primer año de su Gobierno.