Día tras día, en la mañana, en la tarde y en la noche, recibimos el doloroso impacto del acometimiento de actos delictuosos: secuestros, asesinatos, asaltos, robos, estafas, cobros de diezmos y más sucesos que borran el calificativo de Isla de Paz, con el que se distinguía a nuestra nación. No dejan de herirnos los perjuicios multimillonarios que nos ocasionaron aquellos gobiernos cleptómanos y codiciosos que no tuvieron reparo en apropiarse de los inmensos montos de dinero con el que hoy ostentan niveles de vida de potentados.
Los ejes fundamentales, sobre los cuales debe asentarse un buen gobierno, son: la salud, la educación, el trabajo y la desnutrición infantil. Desgraciadamente, subsiste el desorden de la salud, no se ha podido implementar un sistema nacional, pese a que desde hace 20 años se estructuró y reglamentó la Ley del Sistema Nacional de Salud; la consecuencia es la pésima atención, con carencia permanente de insumos y medicinas, en los hospitales públicos y en los centros dispensariales.
La educación subsiste en ámbitos limitados, con carencia de escuelas y colegios rurales, situación que ha originado la captación de niños y jóvenes por las bandas de narco delincuentes, para adiestrarlos como criminales y sicarios; es indispensable educar a jóvenes y adultos para sembrar conciencia y evitar que la mayoría poblacional impreparada se deje engañar y respalde irresponsablemente al populismo ensañado en delinquir.
El desfinanciamiento crónico del IESS se ha agudizado y, pese a la existencia de proyectos de reforma urgente, presentados desde hace 20 años y actualizados en fechas recientes, continúa con la ineficiencia que se proyecta a los prestadores de servicios complementarios que, por permanecer prolongadamente impagos, se han visto obligados, para no llegar a una quiebra, a suspender las atenciones a los afiliados. Las autoridades no emprenden con las nuevas soluciones y, se ha denunciado, que pretenden solventar el financiamiento pensional mediante el recorte del 10% de las pensiones jubilares, pretensión absurda si se considera que el principal objetivo, por el que se creó del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), es proteger a los trabajadores afiliados y sobre todo a aquellos que, luego de aportar por largos períodos, han alcanzado la edad del júbilo laboral (la jubilación).
Entristece y avergüenza contemplar a miles de miles de ecuatorianos con sus familias y con niños huir del país a riesgo de sus vidas, en búsqueda de trabajo y de mejores condiciones de subsistencia, porque aquí, en su patria, no hay vacantes. Urge la implementación de políticas gubernamentales y particulares, para incrementar las posibilidades laborales.
Varios grupos de dirigentes de entidades de trascendencia social, han dado impulso al combate contra la desnutrición infantil, hay apoyo internacional y es obligación gubernamental sumarse a esa corriente y culminar con programas realizables y perdurables.
La situación económica del país es una herencia y una realidad desastrosa; es inexplicable que dirigentes indígenas, que aspiran a ser candidatos presidenciales, frenen el ingreso de divisas oponiéndose a las explotaciones petroleras y mineras y guarden total silencio ante actividades de minería ilegal, auspiciada por grupos irregulares y del narcotráfico; suman a esta conducta negativa y perjudicial, su negativa a que se suspendan los subsidios generalizados a los combustibles y se los focalice en los grupos que lo necesitan, para evitar el ingente costo estatal, de 54 mil millones de dólares en subsidio, desde el 2010 hasta el 2023, lo que equivale a 13 veces el presupuesto de la salud.
Estamos en guerra con el crimen organizado y la narcopolítica. Las batallas deben ser permanentes, si aspiramos a triunfar algún día, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Policía, el Presidente de la República, debe estimularlas con su presencia. El país lo necesita.