Pocas cosas deben ser más populares en este paÃs que proponer que se baje las remuneraciones a los asambleÃstas. Quizás lo único más popular es criticar su bajo nivel. Pero claro, es medio contradictorio porque criticamos la mala calidad de algo y, al mismo tiempo, exigimos que sea más barato.
El problema es que rara vez se piensa en cómo crear un ambiente para que las personas encargadas de redactar leyes, sean las mejores. La pregunta es: ¿cómo atraer a los mejores talentos a la labor legislativa? Instintivamente, pagarles menos no suena como la mejor estrategia.
Pero pagarles más es polÃticamente imposible. Muchos ecuatorianos se preguntan por qué pagar bien a personas que, a veces, parecen unos perfectos ignorantes.
Y aquÃ, una propuesta exótica: paguemos a los asambleÃstas en función de lo que ganaban antes de entrar a la legislatura. La idea es que tengan el mismo ingreso que declararon en su última declaración de impuesto a la renta antes de ser “honorables”.
Si alguien, en el mundo privado ganaba muy bien y declaraba abundantes impuestos, pues entonces que gane igual en su trabajo legislativo. Imaginemos, por ejemplo, a una brillante abogada que serÃa un gran aporte en la redacción de nuevas leyes y que, por su labor de jurisconsulta, tenÃa altos ingresos antes de ser electa. Pues qué mejor que poder contar con esa persona para que aporte al paÃs, ganando lo mismo que antes.
Asà no estarÃamos ahuyentando a los realmente buenos y estarÃamos premiando a los que declaran mucho impuesto a la renta (y castigando a los que no declaran nada).
La propuesta podrÃa refinarse poniendo pisos y techos, es decir, que si alguien no declaró impuesto a la renta antes de ser asambleÃsta, que gane el sueldo básico como piso y que si declaró un impuesto altÃsimo, pues entonces que pueda ganar hasta un techo alto, pero no infinito.
Claro que poco de esto servirá si no mejoramos nosotros, los votantes, y aprendemos a elegir mejor.