Contagio y muerte

En la semana anterior, la Universidad John Hopkins que está llevando una estadística sobre los efectos mortales de la pandemia coronavirus 19, registró estos datos: Francia, 48.000 muertos y 138.000 contagiados. España: 42.600 muertos y una cifra cercana al millón de contagiados. Alemania: 18.700 fallecidos y altas cifras de contagiados. De Ecuador: 8.700 muertos, más una cifra de víctimas probables a corto plazo.

Estas menciones, con el propósito de meditar sobre la notoria diferencia de víctimas en países europeos habitados por personas de buen y alto nivel cultural, pero con mayor número de habitantes que en Ecuador.

Y también para observar que allá, igual que acá, hay gente ignorante del peligro y que no acata las órdenes de sus autoridades para evitar la expansión de la temible pandemia.

El caso de Alemania es digno de mencionar. Con ocasión del triunfo de su equipo de fútbol Bayern Múnich envié un mensaje de felicitación a dos buenos amigos que tengo en ese país, alabando semejante éxito deportivo que, en mi concepto, se debía en buena parte a la tradicional disciplina del pueblo germano. Al recibir respuesta, concluí que la tontería y la irresponsabilidad también afectan y rigen la conducta de muchos jóvenes de Alemania, pues dictadas las medidas de prevención y control por la autoridad sanitaria, miles utilizaron vuelos de los aviones con destino a otro país ubicado en el mismo continente. El día viernes estaban ya en los lugares de diversión y, a su retorno el domingo en la noche, algunos seguramente venían contagiados del virus. Nuevas medidas preventivas, ya atendidas por los jóvenes fiesteros explican, quizá, por qué las cifras de muertos y contagiados son mucho menores en Alemania comparadas con las que registran por la misma causa en otros países europeos.

¿Qué sucede en nuestro Ecuador? La indisciplina y el desafío a toda orden de autoridad, constituyen práctica común. Es suficiente que la sanitaria prohíba algo y los soberbios actúen de manera contraria. Vivimos un estado de rebeldía permanente contra todo lo que entraña disciplina, orden y restricciones, sufriendo los efectos dañinos derivados, en parte explicables respecto de las personas pobres que deben financiar su vida con ventas ambulantes.

¿Una medida con mayor eficacia que la multa? La prisión corta, de hasta tres días. Cuando se la padece, suscita reflexión y temor. No se vuelve a incurrir en ella. En esa corta prisión deberían recalcar e ilustrarles, con videos, los efectos de muerte por este virus. Darles a conocer, como ejemplo, la rapidez del contagio, como acontece en Estados Unidos donde hasta la semana pasada, hubo algo más de 250.400 muertos y doce millones de contagiados.

Ante la rebeldía dañina, en amparo de la colectividad expuesta al contagio y a la muerte, se justifican medidas duras.