El Ecuador la requiere. Una noticia positiva es el reperfilamiento de la deuda externa, consistente en emisión de nueva deuda instrumentada en bonos, por USD 1 125 millones, con vencimiento hasta el 2029, para comprar el 78% de los bonos por USD 1 500 millones, que se emitieron el 2015, con vencimiento en marzo del 2020. El interés se reduce de 10,75% a 9,85% anual. ¿Cuáles los costos de emisión de los bonos y de comisiones?, sería bueno que se informe. También es positivo el esfuerzo para no seguir usando la metodología de cálculo orientada a ocultar segmentos de deuda pública. Con la metodología anterior la deuda pública, al cierre de abril del 2019, se estimaba en USD 52 099,6 millones, 46.97% del PIB; y, con la nueva metodología, al mismo cierre de abril, USD 55 605,7 millones, 49,17% del PIB.
En lo que no hay avances sustanciales es en cuanto a la reactivación de la economía, porque persisten las desconfianzas. El desempleo es su consecuencia social más grave. Hay temor a la ortodoxia de las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional, FMI, cuanto más que asustan los impactos en el costo de vida que se está sufriendo en Argentina.
Y hay otros factores de perturbación.
La violencia en los establecimientos de privación de la libertad, bajo formas de enfrentamiento de grupos armados, no debe verse como de acciones aisladas, “puertas adentro”, sino de organizaciones con vinculaciones externas, formando redes de tráfico de drogas y otras prácticas de delito. La sola amenaza de represión, ordenando actuar a personal policial y militar, puede generar la contaminación de ese personal, como en su momento se produjo en México, Colombia y en otros países. La información reciente de que una autoridad de aviación civil, de años recientes, habría estado vinculado con el cartel de Sinaloa, evidencia los riesgos que se tienen. Sin seguridad, no hay confianza.
El tema del matrimonio civil igualitario, pasa de ser un tema jurídico, en cuando a que sea posible implementarlo por resolución de la Corte Constitucional, sin requerir enmienda o reforma constitucional explícita, a convertirse en un tema político y religioso. De hecho la militancia de quienes defienden las opciones de los Lgbti, siglas que identifican colectivamente a lesbianas, gays, bisexuales, personas trans género e intersexuales, que siempre han existido, porque su existencia no responde a su sola voluntad, sino principalmente a realidades biológicas y de otros órdenes, genera solidaridades, y se enfrenta a quienes argumentan la posición contraria, cuyo léxico se resume en la frase “con mis hijos no se metan”, abominable en la imputación que encierra.
¿Podríamos privilegiar la sensatez, para que las discrepancias se manejen con respeto?