Robar con Bella Ciao
¿En qué se parecen La Casa de Papel y el Gobierno correísta? Pues que en ambas un profesor cuyo padre tiene antecedentes penales organiza una estructura delincuencial para apropiarse de los fondos públicos. Además, para darse un aire contestatario que aumente su popularidad o sintonía o la identificación de los incautos, cada banda entona una canción revolucionaria vaciada de contenido histórico y convertida en un artilugio de marketing.
Empecemos con Bella Ciao, himno de la Resistencia italiana que conozco desde niño pues la cantaba un tío rebelde en los paseos y que, años después, tuve la suerte de escuchar en un restaurante de Florencia donde se había reunido un grupo de expartisanos que la entonaban con toda el alma, tal como la habían cantado en su juventud cuando peleaban contra la ocupación nazi.
Dado ese origen épico, de gente honesta que se jugó la vida por la liberación de Italia, fue sorprendente que décadas mas tarde volviera a sonar en bares y reuniones de millenials y chicas plásticas que seguían ese ritmo pegajoso que es un llamado a la muerte por la libertad, no por el consumo. ¿Qué había pasado? Pues que una serie española, que luego fue adquirida y difundida por Netflix, se había apropiado de la canción.
En efecto, la víspera del asalto a la casa donde se imprimen los billetes, el Profesor y Berlín la entonan copa en mano. El episodio cierra con imágenes en blanco y negro del crash de Wall St. en 1929, para inducirnos a pensar que un sistema financiero injusto, que afecta a las mayorías, merece que unos jóvenes marginales roben a manos llenas el dinero del Estado.
La similitud con los jerarcas del correísmo salta a la vista pues ellos también entonaban con el puño en alto la canción al Che Guevara en esas tarimas electorales financiadas con sobornos, antes de proceder a esquilmar las arcas del Estado. Hoy, la banda verde-flex ha sido sentenciada pero amenaza volver, mientras los pillos de La Casa de Papel perpetran un segundo asalto, ahora al oro, haciendo llover billetes sobre Madrid, imagen espléndida del maná populista y el estilo Robin Hood. Roba pero reparte. Roba pero hace obra… como la desastrosa represa del Coca.
¿Qué dirían los viejos partisanos de Florencia al descubrir que su himno de combate terminó convertido en música emblemático de una serie comercial? Más les asombraría ver a esos delincuentes de ficción convertidos en símbolos de la protesta en las calles de Hong Kong, Santiago o París, donde asoman manifestantes disfrazados con el mono rojo y la careta de Dalí.
Sin líderes confiables ni valores históricos, disueltas las fronteras entre verdad y mentira, entre realidad y ficción, hay gente angustiada que se identifica con cualquier personaje estrafalario que desafía al sistema y se convierte en millonaria de la noche a la mañana.