El 9 de noviembre se conmemoró el 80 aniversario de la “Noche de los Cristales” y el 29 aniversario de la apertura del Muro de Berlín. Luego, el 11 de noviembre, se conmemoró el primer centenario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial. En 3 días, como todos los años, se dio la coincidencia: 3 temas especialmente significativos en la historia occidental moderna, que hace tal vez más angustiante la pregunta de si hemos aprendido algo.
De las negociaciones posteriores al armisticio de 1918 surgió el actual sistema internacional, basado en la seguridad colectiva y la resolución negociada de disputas internacionales, y en la existencia de un organismo mundial –primero la Liga de las Naciones y posteriormente la Organización de las Naciones Unidas- para apoyar la búsqueda de la paz humana. Luego del holocausto nazi, se estableció Israel como el Estado-Nación del pueblo judío, pero en territorios cuya posesión disputan quienes los habían habitado desde la Diáspora hace dos mil años. Caído el sistema soviético, se reunificó Alemania y se restablecieron democracias y economías libres en muchos de los países liberados, pero se estableció una nueva Rusia con continuadas pretensiones hegemónicas, y el colapso de la antigua Yugoslavia trajo consigo múltiples tragedias de odios étnicos y nacionales.
Mi conclusión es que algunos de nosotros tal vez hemos aprendido algo, pero que las lecciones que puedan salir de estas conmemoraciones no han llegado a todos. El sistema internacional ha logrado importantes avances en la lucha contra la violencia, el abuso de unos por otros, el hambre, la pobreza y las enfermedades, y la humanidad ha vivido, en el último medio siglo, el fin pacífico de muchas disputas altamente destructivas en Sudáfrica, Irlanda del Norte, América Central, entre Ecuador y Perú, y otras. Pero el sistema también ha tenido horrendos fracasos, entre ellos la masacre en Ruanda en 1994 y los continuados dramas en Siria, Ucrania, Venezuela y otros lugares.
En Israel y existe una importante presencia entre judíos y palestinos de personas comprometidas con buscar la paz, pero son todavía fuertes los extremistas, de lado y lado, que se oponen a y hacen difícil avizorar una pronta convivencia pacífica y constructiva.
Y aunque hay evidencias claras de que en todo el mundo se está dando una vigorosa defensa de la democracia liberal y la economía de mercado, subsisten, también fuertes, las ideas que llevaron al establecimiento del régimen soviético.
Las coincidentes conmemoraciones que acabamos de pasar nos brindan, cada año, una nueva ocasión para preguntarnos de cuál lado de esas tensiones y divergencias nos ubicamos, y qué estamos haciendo para aprender algo más de esos 3 días del 9 al 11 de noviembre.