En 2010 ganó el campeonato de Primera B y apenas tres años después cerró la temporada como vicecampeón nacional. Finalista de la Libertadores en 2016 tras pasarle por encima a los sagrados y consagrados Boca y a River, y campeón heroico de la Sudamericana en 2019 ante Colón de Santa Fe.
Independiente del Valle es la Cenicienta sin historia y sin hinchada que se abrió paso súbitamente al éxito fundamentado en un solo principio: la innovación. Supieron desde temprano que replicar el modelo de los clubes tradicionales los iba a convertir en uno más y optaron por proponer con creatividad y sensatez. Revisaron sus carencias, vieron que su potencial estaba en las divisiones formativas y acuñaron desde temprano una frase que se convirtió en una hoja de ruta: “El futuro campeón del Ecuador”.
Pero el caso del IDV es excepcional porque la innovación no es pan de cada día en un país que sigue con fanatismo esquemas añejos. Por ejemplo, si la creatividad se pone únicamente al servicio de lo que ya está establecido entonces no estamos reinventando nada sino aplicando una inofensiva manita de gato. Hay que recordar que Ecuador se convirtió en un país camaronero y floricultor gracias a ese escaso instinto pionero de hacer algo transformador.
El Índice Global de la Innovación, publicado hace un par de meses por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, ubica a nuestro país en el puesto 91. Si bien hemos avanzado ocho casillas desde el reporte de 2020, estamos en el décimo lugar en América Latina y el Caribe, muy por debajo de nuestros vecinos y apenas por encima de República Dominicana, El Salvador y Trinidad y Tobago. Según el estudio, nuestra gran ventaja radica en el mercado financiero y en las facilidades crediticias, y nuestro mayor obstáculo está en el ambiente político, las regulaciones ambiguas y las pocas garantías para emprender negocios. También se subrayan como puntos negativos el insuficiente apoyo para el desarrollo profesional y la falta de un impulso tecnológico.
El Consejo de Emprendimiento, Innovación y Competitividad es un organismo demasiado joven y nuestros competidores nos llevan ventaja. En otros países de la región la agenda del conocimiento se sostiene con más fuerza desde el Ejecutivo: Chile, Argentina y Colombia, por ejemplo, tienen ministerios de “Ciencia, Tecnología e Innovación”.
Es complejo pensar que el turismo o la gastronomía pueden ser los nuevos revulsivos de la economía si no hay un cambio de mentalidad. Aún son pocos los casos de éxito como el de Casa Gangotena y Pacari. Ecuador lleva toda su vida republicana vendiendo, casi sin procesar, los productos de la tierra y el mar. El año pasado exportamos algo más de USD 800 millones en cacao pero Alemania, que no tiene plantaciones cacaoteras, exportó casi USD 5.000 millones en chocolates. Es la diferencia entre lo tradicional y lo innovador, y si no pregunten a Independiente que, con un presupuesto mucho menor pero con mejores ideas, acaba de cumplir la meta trazada hace apenas 11 años: ser el campeón del Ecuador.