Romo: el trofeo
Una mediocre Asamblea Legislativa, con varios diputados condenados o investigados por actos de corrupción, ha escogido a la ministra de Gobierno María Paula Romo como su trofeo de fin de período. Legisladores aún menos calificados que la descalificada Asamblea, serán los interpelantes en el juicio político a Romo. Y no habrá sorpresa si la ministra es censurada y destituida. Hace pocas semanas, la propia Asamblea, con 120 votos, pidió al presidente de la República, que cancele a su ministra, en un acto de ilegal intervención en la Función Ejecutiva.
Yo he tenido reservas sobre Romo, desde que apareció en el escenario político como servidora del gobierno de Correa. Luego fue factor importante para cesar a los diputados del Congreso Nacional y convocar ilegalmente a una Asamblea Constituyente de plenos poderes- en la que también participó la actual ministra - que destruyó la débil institucionalidad del país, dictó una Constitución atrabiliaria, inconsistente, ampulosa y concentradora del poder, redactada en gran parte por mercenarios del grupo político español Podemos, que hoy cogobierna y destroza a España. Ruptura de los 25 se apartó de Correa largos 4 años después, en 2011, cuando convocó a una consulta para “meter las manos en la justicia”. Conocí a Correa cuando fue ministro de Finanzas en una reunión con el consejo editorial de Hoy, y me bastaron 30 minutos para identificar su autoritarismo, arrogancia, superficialidad y narcisismo.
Pero si algo merece el reclamo de la ciudadanía al régimen de Moreno y a su Ministra de Gobierno, es haber permitido que el país y especialmente Quito, haya sido víctima de 11 días de caos, invasiones, destrucción de empresas y plantaciones, paralización de servicios públicos y pozos petroleros, incendio de la Contraloría y un canal de TV, destrucción del Centro Histórico, secuestro y maltrato de periodistas, policías y militares, cierre de vías y aeropuertos, en fin, de haber sembrado el terror en un intento de golpe de Estado. Un gobierno incapaz de mantener el orden pierde su razón de ser. Y una justicia que luego de un año no ha sancionado a los responsables de tan brutal atropello, atenta contra la existencia de la sociedad.
Dada la calidad de buena parte de los diputados, es probable que se censure a la doctora Romo; pero el país, más allá de lo que caritativamente podría calificarse de “errores de juventud”, apreciará su dedicación, carácter y fortaleza para enfrentar asuntos conflictivos, en un Gobierno que suscita pena por su debilidad y pérdida de rumbo. La mafias hospitalarias y otros casos de corrupción – que no son temas del juicio político- deberán pronto ser juzgadas y castigadas, pero la salida de Romo dejaría en la inopia al régimen, al que le quedan largos y duros 6 meses de gestión.