Si se mira fríamente los números, la conclusión es que se nos viene un buen frenazo de la economía, pero que más allá de eso, no estamos tan mal. La única manera de que haya problemas graves sería que el Gobierno maneje mal las ‘expectativas’.
Porque las expectativas, es decir, lo que la gente cree que va a ocurrir, son clave porque en economía, a veces por el solo hecho de creer en algo, eso termina ocurriendo. Por ejemplo, si todos están convencidos de que los bancos son extremadamente sólidos y que es seguro depositar dinero en ellos, al final la gente termina depositando mucho dinero en los bancos y de esa manera los fortalece. Eso es una “profecía autocumplida”.
Veamos entonces los números, para después analizar el reciente manejo de las expectativas.
El precio del petróleo ecuatoriano, que está rondando los USD 50 por barril, es la mitad de lo que estaba hace 10 meses, pero sigue siendo alto en perspectiva histórica. Los gobiernos de Febres Cordero, Borja, Durán Ballén, Bucaram, Alarcón, Mahuad y Gutiérrez pudieron funcionar con precios promedio del barril más bajos que, en algunos casos eran la mitad del actual (obviamente, descontando la inflación). Adicionalmente, el número de barriles producido es, en números redondos, el doble de lo que era en los años 80 y 90. O sea, por el lado del petróleo no estamos tan mal.
Claro que el Gobierno ha disparado su gasto y, a pesar del alto precio del petróleo, tieneun considerable déficit fiscal, pero también hay que reconocer que ha logrado financiar buena parte de ese déficit con deuda externa. Esa deuda podría no ser sostenible en el largo plazo, pero por ahora, ha evitado que el gasto público se contraiga.
Fuera de la caída (relativa) del precio del petróleo, el resto de variables externas es favorable: las exportaciones no petroleras están bien, los precios de las materias primas importadas están bajos, las tasas de interés en dólares siguen en mínimos históricos y el principal destino de nuestras exportaciones, los Estados Unidos, tiene una economía en crecimiento: el mundo no nos está fallando.
El problema son las expectativas creadas por el Gobierno. Si se propone una ley a las herencias confiscatoria, la gente empieza a sacar su dinero al exterior para evitarse el impuesto; si se anuncia que se vigilará los retiros de efectivo de más de USD 5 000, la gente se preocupa con solo buscarle explicación a eso; si se obliga a los bancos a ser macroagentes de dinero electrónico, no se aporta a la tranquilidad; si se desmaterializa TBC para usarlos como medio de pago, tampoco se mejora las expectativas. Y la escasez de billetes de USD 100 dificulta convencerse que “si solo se ven los números, no estamos tan mal”.
No, el mundo no nos está fallando y no debería haber un colapso. Obviamente, mientras que el gobierno no lo produzca por su mal manejo de las expectativas.
@VicenteAlbornoz