No me refiero a la alondra, aquella ave cuyo nombre científico es Alauda Arvensis, de color marrón que, entre otras características, tiene «dos manchas negruzcas en la cola y una cresta en la cabeza», según describe Wikipedia. No. Relato a los constituyentes de Querétaro en 1917, que decían: «El vicepresidente, en México, ha sido el ave negra de nuestras instituciones políticas». Vivieron etapas de problemas y altercados. En otros países, al referirse a la vicepresidencia, expresaban frases como: «imán de conspiraciones», «dispositivo de crisis», «un dolor de cabeza del presidente». En América Latina, estos alborotos se han producido con frecuencia.
Uno de los temas no tan estudiados, pero que ha generado conflictos de legitimidad, inestabilidad, turbulencia, conspiración y traición, ha sido el rol de la vicepresidencia en los regímenes presidenciales. Constituciones que contemplaban la vicepresidencia y otras que la desechaban. Hemos tenido de todo.
Constituciones sin vicepresidente, nominados por el congreso, elegidos en sufragio universal, pero en papeletas separadas, en una misma papeleta. Recordemos que Galo Plaza Lasso, tuvo un vicepresidente que procedía del binomio conservador adversario, el prestigioso Manuel Sotomayor y Luna, puesto que se elegía de manera independiente. El caso de Velasco Ibarra en su quinta presidencia (1968), el vicepresidente sería Jorge Zabala Baquerizo, binomio liderado por el liberal, Andrés F. Córdova. Velasco dirá: «El vicepresidente es un conspirador a sueldo».
El rol asignado al vicepresidente a lo largo de nuestra historia ha sido variado: presidía el Consejo de Estado (1830), Consejo de Gobierno (1861), presidía el Senado (de 1946 a 1963). La Constitución de 1979, le asigna regir el Consejo Nacional de Desarrollo. La Carta Política de 1998 dice que, ejercerá las funciones que el presidente le asigne. Igual la Constitución de 2008 en vigencia. Por eso, la vicepresidenta Verónica Abad, dónde y cómo está.
¿Qué hizo la señora Verónica Abad para que el presidente Daniel Noboa pierda la confianza y hable de «traición»? Se entretejen rumores y susurros de deslealtad y algo más. Tuvo una modesta participación política en anteriores procesos electorales. Perdió. Noboa la escoge y la encumbre en la vicepresidencia. Ahora surge, liada judicialmente; para nuestra triste e insegura democracia, convertida en factor de inestabilidad o riesgo; y, lo repulsivo, en un arma de la oposición correista que busca la condonación penal. O sea, la impunidad.