La habilidad de Putin en las relaciones internacionales es indiscutible. Por un lado declaró, en julio del 2013, respecto al analista para servicios de inteligencia de EE.UU., que proporcionó al mundo información reservada de su país, Edward Snowden: “Si quiere quedarse aquí, la condición es que cese sus actividades que tienen como objetivo perjudicar a nuestros socios estadounidenses”, -hoy Snowden está bajo su protección, sin acceder a terceros, en territorio ruso-; y, por otro lado, es el más estructurado contradictor de la potencia capitalista; de hecho paró la intervención norteamericana en Siria y fue el facilitador del acuerdo internacional para la entrega del arsenal químico del Gobierno de ese país.
Los instrumentos que se suscribieron entre entidades rusas y el Gobierno ecuatoriano, el 29 de octubre, parecen interesantes para el Ecuador. Ojalá en contratos no se produzcan los groseros sobreprecios que caracterizan a algunos del Ecuador con empresas chinas. Por otro lado, ni China ni Rusia son virtuosas en el manejo de políticas ambientales en obras a su cargo, fuera y dentro de sus fronteras.
Correa tiene en la fraseología una evidente línea antiyanqui, es de imaginar sus coincidencias con Putin.
¿Cuán demócrata es Putin? Su formación viene de ser agente de la KGB. Luego de la caída del comunismo en Rusia fue Director del Servicio Federal de Seguridad y Secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Se le imputa los actos terroristas de que acusó a activistas chechenios para justificar la segunda guerra cruenta contra Chechenia (año 1999), en que nada se respetó. El año 2006 Putin reformó la Ley que regulaba a las Organizaciones No Gubernamentales, para perseguirlas y atemorizar a sus patrocinadores e intervinientes en su gestión, El Decreto Ejecutivo nro. 16 del Ecuador, de junio del 2013, que ha motivado el reclamo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por ONG de nuestro país, en parte es coincidente con la Ley de Putin.Su control sobre los jueces sigue una práctica selectiva. Se evidencia, entre otros casos, en la condena a las Pussy Riot, por la sátira contra Putin, consistente en el canto “Madre de Dios, echa a Putin”, en una Iglesia Ortodoxa Rusa, que ha llevado que a las artistas que están en presidio, muy lejos de sus familias -al viejo estilo stalinista- y con trabajos forzados.
Se ha apropiado para su Gobierno de medios de comunicación que eran privados. Se lo acusa de ordenar envenenamientos contra contradictores suyos.
En democracia, Putin, para nada, es buen ejemplo.
Bien por condenar a Estados Unidos sobre los presos en Guantánamo y su manía de ser el gran gendarme internacional, pero no hace bien a la verdad enmudecer sobre faltas propias y las de otros, para solo ser antiyanqui.