Al filo de la navaja
Como anillo al dedo la siguiente anécdota. Las actividades del Instituto de Ciencias Nucleares de la Escuela Politécnica Nacional se iniciaron en 1958 con un curso sobre técnicas radioisotópicas que lo dirigió el Profesor norteamericano Sachs, con la participación de instructores ecuatorianos entre los que me contaba. Finalizada las actividades el Prof. Sachs me hizo entrega de un libro de su autoría sobre Medicina Nuclear al que calificó de un buen texto. Le agradecí el gesto. No pasaría un mes cuando recibí la factura por algo menos de USD 20 que era la cantidad que debía abonarle por el libro.
Resulta que el Gobierno ecuatoriano ha decidido entregar al ente financiero internacional Gold Sachs (¡coincidencia del nombre!), la mitad de sus reservas de oro equivalente a USD 600 millones, a cambio de USD 400 millones en efectivo. La diferencia, un seguro para Gold Sachs en el caso que el oro se devalúe. Según los asesores del presidente Correa, a más de que él mismo es economista, en tres años serán USD 20 millones que producirá la movida. En esas nos hallamos. Como para temblar. Si no honramos la deuda, los USD 400 millones en efectivo, parte de nuestra reserva de oro volará a otras manos. Un riesgo indudable. Jugárselas apostando a probabilidades que no han sido cuantificadas. De temblar. Cuando el Gobierno francés se enfrentó al problema de su producción de trigo, básica por el pan que les chifla a los
franceses, les puso a trabajar a sus especialistas de mayor nivel en telemática. Fueron cientos de variables las analizadas. Cambios climáticos. Transformaciones políticas en los países productores de trigo. Etc. Cuando los franceses decidieron ampliar sus fronteras trigueras lo hicieron a sabiendas de las altas probabilidades de acertar que tenían. Los datos confiables, provenían de sus especialistas, de quienes se hallaban vitalmente comprometidos con su país, con Francia y con nadie más.
Se sabe que las fuentes extranjeras o internacionales que informan de asuntos económicos o financieros de envergadura, responden a intereses de las grandes corporaciones que gobiernan en la aldea global. Una suerte de globos de ensayo circula por el mundo para desconcertar a quienes no saben, y se dejan llevar por razonamientos ingenuos o comarcanos, o por intuiciones como decía el Dr. Velasco Ibarra. El precio de la onza de oro es menos predecible que el del barril de petróleo, por no otra razón que la existencia de la OPEP, de la cual formamos parte. ¡El infierno del subdesarrollo! Nuestro país no cuenta con los equipos que se requieren para asesorarle al Gobierno de turno en asuntos vitales. A lo que se llega en entrevistas: “Me parece”, “De acuerdo a mi escuela económica”, “Bueno sería que se piense primero”. Todo esto supone que marchemos al filo de la navaja.