Andrés Mora, instructor, entrena a un pastor belga para protección. Foto: Vicente Costales / Narices Frías
Los perros son capaces de dar su vida por sus amos. Hay una rama en el adiestramiento canino que se encarga de prepararlos para la protección y seguridad familiar. Para ello se eligen los ejemplares más obedientes y con características especiales.
No todas las personas pueden o deben tener un can de seguridad. Antes de preparar a un perro, los entrenadores realizan un test a los propietarios para conocer por qué lo necesitan y cómo lo van a usar. Así se evita que el animal esté expuesto a situaciones de peligro para la ciudadanía. Este tipo de entrenamiento puede darlo únicamente personal capacitado de la Policía o escuelas certificadas.
Juan Alberto Romero, director de la escuela Skylos, explica que antes de recibir un perro para adiestrarlo en seguridad, deben conocer a la familia. “Si es un joven que vive solo y que trata de esconder su trabajo y su vida, no lo hacemos. Sería como darle un arma”, dice. Al contrario, ha preparado canes para familias que realmente los necesitan para cuidar a sus hijos, por ejemplo.
Andrés Mora, instructor especializado en Egipto, utiliza el juego para adiestrar. “Todo se hace en positivo”, indica. Es decir, que nunca se usa la violencia ni el maltrato. Los animales aprenden con buenas experiencias y son equilibrados y estables.
El adiestramiento empieza con un trapo amarrado a una piola, luego se utilizan juguetes como chorizos y pelotas. Después pasan a mangas y finalmente se utiliza un traje de figurante (simula al individuo que se debe atacar). Esta armadura está hecha de yute acerado y puede costar USD 3 000. Es pesada y fuerte en su estructura, lo que protege al entrenador de la mordida del perro.
Dilan Von Albus Haus ladra con fuerza para disuadir sujetos con actitud sospechosa. Foto: Vicente Costales/ Narices Frías.
Mora es entrenador y figurante a la vez. Al no existir muchos profesionales que estén de acuerdo con ponerse un traje y dejar que un can los muerda, a veces son los mismos guías quienes deben hacer ese trabajo. El problema, dice, es que se puede confundir al animal. “Por eso es importante conocer bien el trabajo que se hace y la actitud que se pone cuando se interpreta cualquier rol”, asegura.
César, un staffordshire terrier de 40 kilos, lleva 8 meses en entrenamiento. Es sumamente obediente. Ladra a la orden, muerde a la orden y, lo más importante, suelta cuando se le dice. Cuando está trabajando parece feroz, pero en el momento en que descansa es como un cachorro. Es juguetón, dócil y tranquilo. Disfruta estar con las personas y no reacciona de forma agresiva. Estas son las características que debe tener un perro de seguridad.
El entrenamiento de estos canes se hace en diferentes áreas. La primera es disuasión. Un can de seguridad actúa en situaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando una persona camina a su casa con su perro en la noche y se acerca un individuo sospechoso. El perro ladra a la orden y el sujeto se aleja.
Si el sospechoso no se aleja al ladrido y se acerca a asaltar o robar al dueño, él le da la orden de ataque. Para esto utiliza un bozal de impacto. Esto evita que el perro muerda al delincuente y únicamente le propicia un golpe fuerte que lo deja en el piso y da un tiempo de escape a su dueño.
El bozal de impacto evita mordidas pero da tiempo para escapar. Foto: Vicente Costales / Narices Frías
También se trabaja con mordidas. Mora explica que se utilizan únicamente cuando hay un ataque hacia el propietario. El dueño da la orden y el animal muerde los brazos o piernas del delincuente dándole un espacio de tiempo para que su dueño pueda alejarse de la zona de peligro.
“En muchos casos es tiempo vital para salvar tu vida, pero es posible que los canes mueran salvándote”, dice. En ese momento el guía sabe que debe huir, y no puede esperar a su perro. “Él está cumpliendo la tarea que se le asignó”, asegura.
Por esto resulta imprescindible conocer en qué situaciones va a trabajar el animal. “Al ser tan leales, no podemos exponerlo a una situación de peligro constante”, cuenta Romero. La idea es que evite accidentes y no los cause, agrega.
Si hay un intento de robo en un domicilio, el perro alertará de la presencia de extraños inmediatamente. La familia tendrá tiempo de llamar a la policía y refugiarse en un lugar seguro. Para esto es importante establecer un círculo de seguridad.
El can, explica Romero, debe conocer un grupo limitado de personas en quienes confiar. “De lo contrario va a pensar que todas las personas son buenas y no va a poder actuar si alguien quiere hacer daño”, dice.
César ataca y suelta a la orden. Foto: Vicente Costales / Narices Frías.