Carlos Tenorio tiene un tatuaje en el muslo de su pierna izquierda. Junto al apodo de ‘Demoledor’ hay tres palabras que las considera prioritarias en el fútbol y en la vida: actitud, fuerza y confianza.
Cada término tiene su razón. “Con actitud puedes vencer cualquier cosa. Confianza no puede faltar; sin eso, todo es difícil”, justifica el jugador, de 34 años, todavía con algunos rasgos del portugués con el que regresó de Brasil.
El esmeraldeño, oriundo del barrio San José Obrero, admitió que no está para jugar todo el partido ante Barcelona, mañana, en el Atahualpa, desde las 11:30. En su primera semana sintió la falta de oxígeno al correr en la altitud. Eso sí insiste que está bien de sus molestias. La última lesión grave que sufrió fue el rompimiento del tendón de Aquiles.
Pero la presencia de Tenorio ha sido un factor de motivación dentro del grupo. El atacante admitió que regresar al país, después de haber estado 11 años en el exterior y retornar ante Barcelona influyó en su actitud para estar en el cotejo.
En los entrenamientos de esta semana, Tenorio utilizó el número 11 y fue la primera vez que trabajó con el DT Carlos Sevilla. Desde los primeros entrenamientos se convirtió en un referente para los jóvenes e inyectó liderazgo entre los experimentados.
Así dio fe Marwin Pita, el capitán del equipo. “Ha llegado a contagiar ganas entre los chicos. Su experiencia servirá para tener el peso ofensivo que nos faltaba”. Dentro de la cancha, Pita y el volante ofensivo Daniel Samaniego se convirtieron en los mejores abastecedores de pases para que el atacante tratara de anotar goles en los entrenamientos.
La familia se convirtió en el motor anímico del jugador. Cuando pueden los tres hijos de Tenorio lo acompañan a los entrenamientos y para su debut pidió entradas para regalar a sus familiares. Solicitó 10 boletos entre palcos y tribunas. Entre los asistentes estará su esposa, Iris Cortez.
El ‘Demoledor’ volverá a jugar un partido en el fútbol ecuatoriano a los 11 años. La última vez que lo hizo fue en el 2003 con la camiseta de Liga de Quito. Ese mismo año pasó al Al Nassr, de Arabia Saudita.
Su regresó al país se dio por la gestión de la directiva y el apoyo económico de la empresa KAO Sport Center. Esta firma adelantó el 50% del costo de su patrocinio anual.
Al regresar al país, en El Nacional volvió a las costumbres ecuatorianas. Por ejemplo, el jueves pasado al finalizar el entrenamiento salió de la cancha con un vaso de yogur en su mano y antes del diálogo dio un par de sorbos.
“El Nacional es uno de los equipos más grandes del país y por eso vine acá”, explica uno de los pocos futbolistas ecuatorianos que vivió en Dubái. Esta es una de las urbes más famosas del mundo árabe. Allí Tenorio cocinó su fortuna económica porque recibió sueldos altos y hasta un auto Lamborghini gracias a sus goles.
Para vestir la camiseta del equipo rojo dejó de lado el dinero. La familia de Tenorio presionó para su regreso a Ecuador, donde quiere brillar con sus goles. Su reto empezará desde mañana ante Barcelona.