Las mentiras de la Tricolor

Alejandro Ribadeneira, Comentarista, @guapodelabarra

Cuando se acumulan mentiras, tarde o temprano sucederá algo que las tirará de golpe. La experiencia de la Tricolor en el Mundial fue eso, el punto culminante de una acumulación de falsedades, verdades a medias e inexactitudes que el tiempo, el juez supremo de todos nosotros, se encargó de juzgar.

Empecemos por eso de que esta Tricolor era “la mejor de la historia”. Pues queda claro que nunca lo fue. Solo porque ese estrambótico ranking de la FIFA una vez puso a Ecuador entre la élite no quería decir que el Olimpo abrió sus puertas y nos invitó a pasar. ¿Vencer en un amistoso a Portugal nos cegó tanto? ¿Y por qué no recuperamos la cordura cuando Alemania y España nos pasaron por encima?

Otra se refiere a que Ecuador ha sacado ventaja de un proceso de línea colombiana. No es verdad. La gran ventaja ha sido Quito.

Parafraseando al comercial beatle de moda, All You Need Is Estadio Olímpico Atahualpa. No hay un proceso colombiano porque no hemos sacado los jugadores que tiene Colombia, no tenemos un torneo tan sólido como el cafetero y los clubes de Ecuador, camino a la quiebra, no generan la escuela que sí tienen los vecinos. La Tricolor no juega como Colombia.

Otra se enfoca en Antonio Valencia, la gran decepción de la Tricolor (y que nunca fue proclamado por la FIFA como el más rápido del mundo, otra mentira infame). Fracasó liderando al equipo en la cancha e incluso fuera de ella, como lo demostró que Frickson Erazo públicamente reclamara que el capitán no ofreciera perdón al grupo por su tarjeta roja.

En fin. Ya pasó. Se vienen cuatro años con unas durísimas eliminatorias (Brasil regresa) y dos Copas Américas. ¿Qué hará la Ecuafútbol, qué entrenador traerá? Que Dios reparta suerte.

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