El bateador Xander Bogaerts (izq.) de los Medias Rojas alcanza la primera base permitiendo una carrera para anotar mientras le primera base David Freese (d) de los Dodgers lanza durante la Serie Mundial. Foto: Cj Gunther / EFE
Los Medias Rojas de Boston tienen todo para ser campeones de la Serie Mundial. Lidera dos partidos contra cero al mejor de siete ante los Dodgers de Los Ángeles. Pero no es esa la razón para afirmar que el camino al título se les allana.
Aunque en estos juegos ha oficiado de local y hoy arranca la segunda parte con tres partidos en California, los Medias Rojas son, simplemente, un equipazo. Tienen una efectividad de bateo en los momentos cruciales de un cotejo que hace que sus hinchas, aun con el marcador en contra, puedan confiar en sus bateadores.
El equipo ha tenido una tendencia en esta postemporada: tener dos de los tres ‘outs’ en su contra y sin corredores en las bases. Pero algo pasa: se embasan y anotan las carreras que hacen que el marcador se incline de manera definitiva a su favor.
Era la séptima entrada en el primer partido de la Serie Mundial, el martes. Los Medias Rojas iban ganando 5-4 en su estadio, el Fenway Park, el más antiguo del país (1912). Pero la presión del cuadro angelino iba en crecimiento.
Con dos hombres en base, el técnico de los Red Sox, el puertorriqueño Álex Cora, tomó una decisión: enviar al plato a un bateador suplente: el dominicano Eduardo Núñez.
Lo hizo por una simple razón estadística: Núñez, bateador derecho, es extraordinario con los lanzadores zurdos, con una efectividad de 0,297. Es decir que casi batea con eficacia tres de 10 veces, algo que le aproxima a la genialidad. Entiéndase que en fútbol o en básquet, por ejemplo, si se acierta tres de 10 tiros se está irremediablemente condenado al olvido; pero ese número en béisbol lo convierte en ídolo.
Y Cora no se equivocó. Al segundo lanzamiento de Alex Wood pegó el cuadrangular más difícil, sobre el ‘Green Monster’ (Monstruo Verde), de 11,3 metros de altura a 94,4 metros del plato.
El marcador se escribió 8-4, ante lo cual los Dodgers ya no pudieron remontar. Y el miércoles pasó algo semejante. Era la parte baja de la quinta entrada. El surcoreano de los Dodgers, Hyun-Jin Ryu, que iba llevando adelante un gran partido, tenía dos outs y sin hombres en base a su favor.
Y la fortuna, de existir, nuevamente les sonrió a los Medias Rojas cuando se encontraba con dos ‘outs’ en contra. Christian Vásquez pegó un sencillo.
Mookie Betts, el casi seguro MVP del año, también pegó un sencillo.
Con hombres en primera y en segunda, Hyun embasa a Andrew Benintendi.
Con las bases llenas, el mánager de los Dodgers, Dave Roberts, decide reemplazarlo por Ryan Madson quien también embasa por bolas a Steve Pearce que, por tanto, permite que ingrese una carrera, para igualar el marcador 2-2. Las bases seguían llenas cuando le tocó ir al bate a J. D.
Martínez, quien en la temporada regular tuvo 43 cuadrangulares y un promedio de bateo de 0.330. Su sencillo impulsador de dos carreras cerró el marcador 4-2. ¿Podrían los Dodgers revertir el 2-0 en contra?
En el mundo de las probabilidades sí. Pero en 113 ediciones anteriores de la Serie Mundial, solo 10 equipos lo lograron. Y solo uno, los Medias Rojas, lo hizo en postemporada cuando iban perdiendo 3-0, para ganar 4-3 a los Yankees, en el 2004. Esta postemporada ha mostrado algo: Álex Cora, técnico bostoniano, sabe lo que hace con un equipo valorado en USD 2 800 millones, frente a los 3 000 millones de su rival.