Entrevista a Leonardo Stagg miembro de la Comisión Disciplinaria de la FIFA. Foto: Archivo particular
Leonardo Stagg fue escogido como presidente de la Comisión Disciplinaria que se encargará de imponer sanciones en el Mundial Sub 20 de Polonia, que se desarrollará en junio próximo.
El guayaquileño, que desde el 2016 forma parte de la Comisión Disciplinaria de la FIFA, cuenta que su paso por este organismo le sirvió para crecer profesionalmente y adentrarse más en su pasión, que es la dirigencia deportiva.
¿Cómo asume su reciente designación?
Con orgullo. Han sido tres años de mucho crecimiento y de oportunidades que se han aprovechado. Haber tenido la experiencia de ser miembro de la Comisión Disciplinaria del Mundial de Rusia 2018, me permitió demostrar que estaba listo para un nuevo reto, en buena hora que puedo estar en Polonia 2019.
¿Cómo se prepara para este evento?
La preparación es permanente, se trata de hacer tres o cuatro charlas técnicas y seminarios al año. Estamos atentos a los instructivos, comunicaciones y adicional a eso es el estudio permanente, en el que tenemos en cuenta el reglamento del Mundial, el código disciplinario, que serán los dos cuerpo normativos de Polonia
Desde el 2016 es parte de la FIFA. ¿Qué impresión le da estar dentro de este organismo, sobre el que pesan críticas?
Me tocó ser parte de la nueva FIFA, que venía con el ánimo y la voluntad de mostrar transparencia. Llegué en un momento en que el organismo tenía la necesidad de crecer y mostrarse al mundo como una institución que vela por los intereses del deporte más importante de la tierra.
¿Qué tan complicado les resulta realizar ese cambio de imagen?
Después del ‘FIFAgate’ la imagen de la institución quedó deteriorada. Hay una nueva generación de dirigentes que intenta salvar al organismo y al deporte, porque se consume en todo el mundo. Había que tomar las riendas y ser suficientemente responsables y transparentes con todo lo que se desarrollaba.
¿Qué medidas se tomaron al interior de la FIFA?
Desde que entré, cada año debo hacer una declaración juramentada, porque para efectos de mi cargo debo demostrar que soy una persona independiente, autónoma y que nadie va a influir en mis decisiones. Eso es solo un ejemplo, pero da mucho que hablar, para bien, de la institución.
El ‘FIFAgate’ se extendió desde Sudamérica. ¿Eso ha limitado el campo de acción de los sudamericanos en la FIFA?
Yo estoy encargado de ver las violaciones a los estatutos y normativa de la FIFA, pero existe también la Comisión de Ética, que regula el comportamiento de los miembros del organismo como tal, sin importar su nacionalidad. Se supervisa que todo se maneje de la forma más honesta, correcta y transparente, sin que la corrupción vuelva a mezclarse con el fútbol.
¿Pero quedó la percepción de una mala imagen de la FIFA por la corrupción evidenciada a través de un grupo de directivos de asociaciones?
La organización está en un propósito de desterrar los vínculos corruptos que hubo en su momento con algunas confederaciones. Eso será permanente de parte de la FIFA y de su presidente Giani Infantino, dar una nueva y mejor imagen al mundo.
Esa Comisión de Ética fue la encargada de suspender de por vida al expresidente de la Ecuafútbol, Luis Chiriboga. ¿Usted tuvo injerencia en esa medida?
Ellos se encargan de la defensa de los intereses de la FIFA, y como todas, es una comitiva independiente. Yo cumplo con mi parte en la Comisión Disciplinaria, que es regular los incumplimientos deportivos reglamentarios y estatutarios, pero a escala interna. El tema que usted menciona es más externo.