Kathy Pilco (derecha) celebra su llegada a la meta con su amiga Kristin Leibl. Foto: archivo particular
En los últimos kilómetros de la Maratón de Chicago, Katherine Pico sintió que un dolor le atravesaba el muñón que conecta su rodilla izquierda con una prótesis.
Continuó su trayecto hasta llegar a una curva, donde vio un letrero con la palabra ‘finish’ y, entonces, sintió que su esfuerzo y preparación atlética de nueve años habían valido la pena.
Kathy, como le dicen sus amigos y personas cercanas, pasó finalmente la línea de llegada en 6 horas, 7 minutos y 21 segundos, según registra la página oficial de la Maratón, que se realizó el domingo pasado y es una de las seis más grandes del mundo.
Entre unos 4 000 atletas, y en una carrera en la que se impuso el británico Mo Farah, la ecuatoriana cumplió su reto personal.
“Sentí que todos los sueños y esfuerzos valieron la pena. He conocido gente increíble acá y una gran organización. Vale la pena soñar y luchar por esos sueños”, expresó la ambateña de 47 años, quien sufrió la amputación de su pierna izquierda para eliminar un cáncer, en el 2009.
Fue parte de su relato desde Chicago, desde donde ayer se trasladaría a Washington para visitar a una amiga.
Contó con el apoyo de la guía estadounidense Kristin Leibl durante su recorrido, algo que permite la organización de la Maratón para personas con discapacidades. Ella la alentó y se mantuvo a su ritmo para completar los 42 kilómetros.
Su guía, que pertenece a la Fundación Romp, que fabrica soluciones tecnológicas
para personas con amputaciones, respondió los aplausos y las palabras de apoyo para la ecuatoriana durante el recorrido.
Su carrera fue meritoria, además, porque el pasado 28 de septiembre completó el ascenso a la cima del Cotopaxi con un grupo de personas con extremidades amputadas, guiadas por el recordman del skyrunnig Karl Egloff.
El ascenso a la cumbre ecuatoriana, de 5 897 metros sobre el nivel del mar, lo inició el día 27 de septiembre, alrededor de las 22:30, y lo terminó cerca de las 06:00 del 28 de septiembre.
Luego bajó al refugio y con ello completó su trayecto.
Pico quería tener más días entre sus dos retos deportivos, pero la agenda de los eventos lo impidió. Pese a ello, se mostró feliz por terminarlos.
La prueba en Chicago fue, sobre todo, especial para la deportista, puesto que el año pasado no la pudo realizar. Un mes antes de las edición del 2017 tuvo complicaciones y debió usar muletas por cuatro semanas.
Por ello, ahora se mostró contenta.
Eso sí, para llegar a la lid, Kathy se preparó en Quito en rutinas diarias de entrenamiento y con la guía del deportólogo Mario Ochoa y un grupo de fisioterapeutas, a quienes agradece. “Ellos me han ayudado a fortalecer mis músculos y a descubrir a la atleta que estaba oculta en mí”, expresa.
En la prueba también intervino David Krupa, norteamericano que está radicado en Quito y se encarga de la Fundación Romp. El deportista, quien también utiliza una prótesis, terminó la prueba en
4 horas y 57 minutos.
Por ahora, Kathy quiere seguir realizando ascensos y carreras, aunque no sabe si volverá a Chicago, donde también intervinieron otros ecuatorianos.
“El deporte ahora es mi vida. Cuando superas un cáncer te dicen que eres un sobreviviente. Todo lo que me pasa ahora llena mi corazón”, concluyó.