Alfredo Banguera espera visitar a su hijo Máximo un día antes del partido de Ecuador contra Uruguay. Todo dependerá de si el aporte del Barcelona consigue una entrada para que su progenitor se desplace de Guayaquil a Quito, el jueves.
“Si Dios quiere, estaré ahí y espero ver a mi hijo antes del partido para desearle suerte y visitarlo”, expresó a este Diario vía telefónica ‘Don Alfredo’, como le dicen. Los Banguera solo han tenido contacto por teléfono.
Para los futbolistas el mejor respaldo que reciben durante estos días de larga concentración es el de sus familiares. La Casa de la Selección está blindada y solo ellos tienen acceso autorizado en un horario determinado.
Los dirigidos por el DT Reinaldo Rueda están concentrados en lo que será el crucial partido contra Uruguay, este viernes 11 de octubre, a las 16:00. Pero también viven emotivos momentos junto a las personas que ellos quieren durante las noches, desde las 20:00 hasta las 22:00, refirió Vinicio Luna, coordinador del complejo.
Los integrantes de la Tricolor pasarán 13 días en total concentrados (desde el pasado 2 de octubre) para estos dos últimos encuentros de eliminatorias ante los charrúas y ante Chile, rival del 15 de este mes en Santiago. Y cuando tienen contacto con sus familiares “los motiva, se los ve contentos”, afirmó el colaborador de la Ecuafútbol.
Esos son momentos íntimos y se viven dentro del complejo, en el cual hay pequeñas salas amobladas destinadas para las visitas entre cada piso (son dos plantas). Adicionalmente, los jugadores suelen usar el extenso comedor.
En la entrada principal, los familiares primero entregan sus datos, luego los guardias llaman por radio para confirmar la información y finalmente reciben autorización.
Nadia García, esposa del golero Adrián Bone, lo visita con sus dos pequeñas hijas, Sarahí (5 años) y Daliana (10 meses). El pasado domingo compartieron juntos en horas de la noche “porque es triste no verlo normalmente cuando concentra con su equipo, peor cuando pasa con la Selección”.
Eso sí, ella está consciente de que ahora la restricción es mayor porque entiende que estos dos cotejos son vitales para la Tri, sobre todo el juego contra los uruguayos.
Aquel día se encontraron y Bone jugó risueño con sus nenas. “Eso lo alegra mucho. Me gusta que siente que lo respaldamos en todo momento como familia. Igual él dice que no le importa quién tape, lo que quiere es ir al Mundial de Brasil y seguir aprendiendo”.
Nadia no acude con frecuencia por la distancia, pues el domicilio de Bone queda en el sur de la ciudad y la concentración está en Monteolivo.
“Son los únicos que pueden pasar. Nos han llamado hasta proveedores y patrocinadores pidiendo visitar a los seleccionados, pero todo eso está prohibido, especialmente en esta última convocatoria por su importancia”, justificó Luna.
Alexander Domínguez, el arquero considerado titular, el domingo igualmente recibió en la concentración a su esposa, María Dolores Cabrera.
El golero aporte de Liga de Quito es muy católico y aprovecha esas visitas para pedirle a su esposa que haga bendecir estampitas de cualquier santo en la misa. Luego ella se las devuelve para que él las tenga en su habitación. Otros futbolistas poseen imágenes del Divino Niño, de la Virgen de El Quinche y de Guadalupe, pues no existe una capilla en el lugar.
Además, María Dolores aprovecha esos instantes para regalarle “de contrabando”, como contó riendo, algún dulce porque su esposo es “muy goloso”.
La esposa de Domínguez tiene previsto ir nuevamente uno de estos días, aunque al igual que Nadia admitió que lo que procuran es apoyarlos, pero sin distraerlos ante la magnitud del reto que se avecina. “Mi esposo es muy fuerte de carácter, muy sobrio. Pero más que nervios, siente la presión y la ansiedad. Entonces las concentraciones son necesarias”, puntualizó.
Eventualmente amigos y otros familiares lejanos también acceden a la concentración para saludar brevemente a los jugadores.
Durante el día hay un desfile de personajes que arriba para entregar zapatos y otros artículos que los futbolistas piden. Ese es el pretexto ideal para visitarlos y desearles suerte. Los jugadores salen de las habitaciones y se acercan a la reja de la entrada principal. Allí conversan durante algunos minutos.
Luna y José Vinueza, jefe de seguridad de la Ecuafútbol, procuran evitar al máximo que personas desconocidas e hinchas ingresen a la Casa de la Selección.
“Un patrullero en la entrada nos ayuda a filtrar un poco las visitas. No hemos visto a aficionados. Realmente todo está restringido”, insistió Luna.