La atleta jamaiquina Shelly-Ann Fraser-Pryce festeja el triunfo en los 200 m de Lima 2019. Foto: AFP
La explosión de su carrera la propulsó al frente. La jamaiquina Shelly-Ann Fraser-Pryce fue la más rápida entre las siete que acechaban a derecha e izquierda en los 200 metros; también del continente en 40 años.
“Valió la pena”, dijo la sprinter, campeona panamericana en Lima 2019 y dos veces oro olímpico. La ‘pena’ era su ausencia dos días antes del segundo cumpleaños de su hijo, Zyon, a quien dejó en casa con fiebre amarilla y una preocupación que arrastró hasta la capital peruana.
El niño sonrió al verla levantar los brazos en la pantalla, envuelta en una bandera, con el cabello pintado de verde y una medalla dorada al cuello.
Fraser-Pryce, autodefinida “#Mommyrocket” (#MamáCohete) en los hashtags que agrega a sus posteos en redes sociales, fue madre a los 30, y al anunciarlo agradeció la fidelidad a sus patrocinadores. Pero no todas las deportistas se animan a la maternidad, gracia para algunas mujeres, que otras simplemente postergan o descartan por elección. Y muchas, por imposición tácita.
“Para nosotras es mucho más complicado, porque cuesta generar el mismo nivel de emoción y tantos récords. Pero valemos mucho más porque tenemos más obstáculos para dar el 100%, cuando muchas tenemos bebés y volvemos, u otras no los tienen por miedo a parar un tiempo. Merecemos más crédito por lo que hacemos”, dijo con voz firme antes de batir el récord panamericano de los 200 con marca de 22.43.
En el alto rendimiento, parar por un tiempo puede tener consecuencias. En mayo, la única mujer en ganar seis oros olímpicos en atletismo, la estadounidense Allyson Felix, denunció en The New York Times que Nike le ofreció un contrato a la baja tras su embarazo en 2018.
La estrella del atletismo, de 33 años, unió su voz a la de sus compatriotas Alysia Montano y Kara Goucher, que también habían acusado a la firma deportiva de penalizar a atletas por bajas de maternidad.
La estadounidense Allyson Felix (centro) festeja con el equipo femenino de su país la victoria en los 4x100m relevos en Río 2016. Foto: Eric Feferberg/ EFE
Otros declinan opinar mientras están en competencia. Tal es el caso de la jamaiquina Elaine Thompson, campeona panamericana y olímpica de los 100 metros, o el panameño Alonso Edward, quien quedó fuera del podio en los 200 en la capital peruana.
“No creo que pueda hablar sobre ese tema ahora mismo”, zanjó Thompson.
‘Hijo del viento’ y de una mujer fuerte
Invitado especial a Lima 2019, el legendario Carl Lewis, nueve veces campeón olímpico y actualmente entrenador universitario, no escurrió el bulto y aprovechó para atizar al mandatario estadounidense Donald Trump.
“Tenemos un presidente que tiene prejuicios, es racista y misógino, que no valora a nadie más que a sí mismo”, espetó.
Consultado sobre la desigualdad de género en cuanto a compensación económica, el apodado ‘Hijo del Viento’ se posicionó sin tapujos.
“Está claro que apoyo la igualdad de género; ni deberíamos estar discutiéndolo”, arrancó. “Si no tuviera a un mujer fuerte en mi vida no estaría aquí: mi madre fue una pionera en atletismo”, se explayó.
Los prejuicios, dijo Lewis, “suelen venir por miedo”.
“Mis padres me enseñaron que hay que luchar por los derechos de las personas: que todas tengan las mismas oportunidades (…). Tenemos un gran reto por delante”, aseveró.
Le acompañó en la reflexión Leroy Burrell, exrival sobre el tartán en los 90 y con quien comparte ahora despacho.
“El atletismo es pionero en ese aspecto, porque generalmente hay igualdad entre hombres y mujeres a nivel nacional e internacional”, señaló.
“Sí hay cierta disparidad en cuanto a contratos y patrocinadores, pero el movimiento MeToo está abriendo puertas y generando discusión”, dijo Burrell, quien reclamó más liderazgo global aprovechando el tirón de la selección femenina de fútbol estadounidense, reciente campeona mundial.
¿Cuestión de tiempo?
Anthonique Strachan, finalista por Bahamas en los 200, secundó a su turno a Fraser-Pryce.
“¿Quién corre más rápido? Los hombres. Sus tiempos son mejores, es cierto. Pero es más difícil ser mujer: tenemos la regla, padecemos dolor pre-menstrual… Y no recibimos ni la mitad. No es justo. Si lo vales, no deberías recibir menos dinero solo por ser mujer”, opinó.
“Es cuestión de tiempo para que se vea un avance en serio, no solo seguir diciendo ‘oh soy pro mujeres’, ‘soy pro igualdad de género’, pero todavía nos pagas menos”, denunció. “Nosotras somos las que tenemos que parar. Cuando un hombre deja a su mujer embarazada, aún puede ir y correr”.
Sí compitió, y de qué manera, la guatemalteca Mirna Ortiz para cerrar con una plata en la marcha de 50 kilómetros las pruebas de atletismo el domingo, compensando en parte el abandono de su compatriota Erick Barrondo.
“Conforme ha pasado el tiempo, a nivel de federaciones se le han dado las mismas oportunidades a las mujeres, aunque siempre va a depender de nosotras aprovechar el momento”, expuso Ortiz. “Al final se saca una medalla para Guatemala. No nos vamos con las manos vacías”.
Tampoco se irán en blanco las atletas de estos Panamericanos, aunque la meta de la equidad de género quede lejos todavía.