Aplausos recibió el ecuatoriano Claudio Villanueva al cruzar la meta en la prueba de los 50 kilómetros marcha de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se desarrolló este 5 de agosto. El tricolor finalizó la prueba más exigente del atletismo, pese a una lesión, mostrando su determinación y coraje.
El azuayo terminó la competencia en el último lugar, con un tiempo de 4:53:09, poco más de una hora después de que el polaco Dawid Tomala se adjudicara la medalla de oro en esta prueba. Villanueva marchó solo en el asfalto de Sapporo, que tenía una sensación térmica de 37 grados.
Villanueva sintió su molestia desde el inicio de la carrera, lo que le impidió disputar la delantera. Era una de las cartas fuertes de Ecuador, tras conseguir la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima, en el 2019.
Decidió no retirarse pese al dolor y al calor, su determinación era finalizar y cruzar la meta. Las condiciones climáticas fueron exigentes para los competidores.
El ecuatoriano se llevó palabras de elogio de los aficionados ecuatorianos, en redes sociales. “Demostró todos los valores del deporte”, “es un ejemplo de perseverancia“, fueron algunos de los comentarios ante la presentación de Villanueva.
Al cruzar la meta, señaló al cielo y agradeció, antes de ser atendido por personal de la organización del evento. Fue recibido con aplausos, un reconocimiento a su esfuerzo.
Es ecuatoriano-español, antes competía por el país europeo. Una lesión en su cadera le impidió representar a ese país en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, por lo que un año después perdió la beca académica que tenía en ese país y se vio obligado a regresar a Ecuador.
Su familia es su principal motivación. En el 2015 nació su primer hijo, Claudio Santiago, quien sufre parálisis cerebral. El andarín lo vio sufrir durante 73 días en cuidados intensivos, luchando por su vida. “Recuerdo con angustia su lucha, eso me fortalece para no declinar en los momentos más críticos de las competencias”, dijo a Diario El Comercio, en entrevistas pasadas.
Para completar el presupuesto familiar, el marchista trabajó como taxista informal (entre 2014 y 2015), chofer de camioneta, vendedor de cerveza… Esa dualidad le impedía llegar temprano a sus entrenamientos, pero se quedaba hasta más tarde para compensarlo. Eso cambió tras ganar la medalla panamericana en Lima, que le sirvió para ingresar al Plan de Alto Rendimiento.
La emergencia sanitaria del covid-19 lo obligó a buscar nuevos ingresos. Otra vez empezó a conducir su camioneta, para realizar entregas a domicilio. Villanueva vendía -tres veces por semana- los fideos artesanales que hace su madre, en USD 1 cada una.
Otra de las tragedias con las que convive, es la desaparición de su padre, Paulino, que se extravió durante una jornada de pesca en el Parque Nacional Cajas. A él le dedicó su triunfo panamericano y lo recuerda antes de cada competencia.