Su relato emocionó a miles de ecuatorianos, desde las canchas, dentro y fuera del país, hizo famosas frases como “¡Bendita pelota de fútbol!”, contribuyó en la formación de periodistas deportivos, dejó anécdotas y muchos amigos. Así se puede resumir en pocas palabras la vida de Carlos Efraín Machado.
Con 76 años, ayer falleció en Quito, a las 09:03, uno de los locutores deportivos más exitosos en el Ecuador, llamado ‘La Voz del Pueblo’ por su popularidad.
Un paro cardíaco terminó con la vida del hombre que recorrió los estadios contagiando de emoción con sus narraciones a los hinchas. Sus últimos momentos fueron difíciles por las enfermedades que padeció: diabetes, mal de Parkinson y Alzheimer.
Machado tuvo la virtud de enseñar. Su legado y conocimiento deportivo quedó regado en periodistas que él formó, como Jacinto Bonilla, Tarcisio Romero, Luis Paredes, Enrique Recalde, entre otros. Además, Patricio Lorenzo y Roberto Omar, aún mantienen vivo el apellido Machado y parte de ese estilo que caracterizó a Carlos Efraín en el periodismo.
Romero y Bonilla recuerdan sus inicios en el ambiente deportivo, de la mano de Machado. Ambos llegaron chicos ante su presencia, en busca de una oportunidad. Romero tenía 18 años en 1985 y desconocía todo de periodismo deportivo radial. Hoy es el principal narrador de Nueva Emisora Central, estación (1 180 en AM) que Machado fundó y dirigió.
Bonilla, que fue editor de Deportes del diario EL COMERCIO, en cambio, aprendió a hacer periodismo deportivo con 17 años, pero cuando Machado aún trabajaba en radio Tarqui, en 1973. “Jamás negó una oportunidad a nadie. Enseñaba con gusto, sin guardarse nada. Hizo una verdadera escuela periodística”, recuerda Bonilla, ahora comentarista en radio La Red.
“Yo recuerdo que habló hasta con el Ejército para evitar hacer el Servicio Militar Obligatorio para poder trabajar en la radio”, recuerda en cambio Romero.
Machado, quien en 1990 fue alcalde encargado de Quito en reemplazo de Rodrigo Paz, se caracterizó por ser apasionado al frente del micrófono.
Bonilla y Romero recuerdan que luego de cada partido siempre terminaba con los codos lastimados, porque los golpeaba contra la mesa. “Se concentraba mucho y vivía el cotejo como si estuviera en la cancha, sudaba, pateaba y gesticulaba”, dice Bonilla.
Fabián Gallardo trabajó junto a Machado en Tarqui y NEC y, por eso, lo recuerda con aprecio. Ayer, Gallardo dedicó una parte de su programa Las Voces del Fútbol en Rumba Deportiva, a quien considera uno de sus maestros en la locución. En la cabina, recordó que Machado era “campeón para poner apodos a los futbolistas”.
En efecto, Machado puso apelativos a jugadores como Hans ‘El Gringo’ Maldonado, Flavio ‘Fantasma’ Perlaza, Jorge ‘El Patrón’ Guagua, Franklin ‘Mago’ Salas…
“A Flavio Perlaza le puso ‘Fantasma’ porque ese jugador aparecía repentinamente por las bandas, sin que nadie se diera cuenta”, recordó el relator de Rumba y de la estación televisiva Ecuavisa.
El riobambeño José (Pepe) Granizo, actual director de Deportes en radio Tarqui, llegó a Quito hace 32 años y conoció al fallecido relator. Entonces, Machado había dejado Tarqui para fundar NEC. “Me ofreció trabajo, pero hubo acuerdo y me quedé en Tarqui”.
Ambos compartieron coberturas en Ecuador y en países de Sudamérica. Una de ellas ocurrió en 1990, cuando ambos viajaron a Paraguay para cubrir un partido de la Copa Libertadores. En ese país rentaron un departamento junto a otros periodistas. “Siempre fue una persona dicharachera y con buena chispa para relatar, emocionaba”.
Sus ex empleados también lo recordaron. El reportero Giovani Campoverde dice que Machado todos los viernes brindaba sánduches y mote al personal.
Pero la faceta del locutor quiteño se complementa con su lado romántico. Vito Muñoz, otro de sus compañeros de aventuras, recordó que el 15 de julio de 1998, ambos estuvieron en el aeropuerto Charles de Gaulle. Terminaban de cubrir el Mundial de Francia y se disponían a regresar.
Los dos estaban a punto de abordar el avión cuando Machado quedó paralizado en la mitad de la zona de pre embarque. Recordó en ese momento que la foto de su esposa (Juanita, como siempre le dijo de cariño), que acostumbraba a llevar con él en cada uno de sus viajes, se había quedado olvidada en el velador de la habitación del hotel.
Machado fue inmediatamente a buscar un teléfono y llamó a la recepción del hotel para pedirles que le envíen el retrato a través de un correo internacional. Y así fue. La foto llegó a Quito una semana después, contó Muñoz.
Vito Muñoz, ahora en RTS, compartió con Machado cinco mundiales: 1982, 1986, 1994, 1998 y el Sub-20 que se disputó en Argentina, en el 2001.