Fernando Giménez (der.), de Emelec, disputa el balón con un jugador de El Nacional, ayer, en el estadio Atahualpa. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Desde el inicio del segundo tiempo del partido entre El Nacional vs. Emelec, la hinchada azul clamaba por Miler Bolaños, el hombre desequilibrante de ese plantel.
Sentados en los graderíos del palco esos seguidores se preguntaban cuánto tiempo tardaría el DT Gustavo Quinteros en incluirlo. En los graderíos de la tribuna y general, en cambio, cuestionaban al estratega por supuestamente ignorarlos.
El técnico Gustavo Quinteros escuchó, pero solo al minuto 78 lo sacó de la banca de suplentes y dispuso su ingreso a la cancha, en lugar de Óscar Bagüí. En ese momento la hinchada coreó su apellido y lo aplaudió. A los hinchas que se ubicaron en el sector de palco se los escuchó decir: “¡por fin!”.
El estratega se decidió por ese jugador después de observar cómo los futbolistas de Emelec desperdiciaban las oportunidades para anotar en el arco custodiado por Adrián Bone. Primero falló Ángel Mena y después el juvenil Javier Isidro Charcopa.
La espera, sin embargo, sirvió porque Bolaños, que regresó tras superar un desgarro muscular, anotó el gol del triunfo, por la vía del penal, después de estar apenas ocho minutos en la cancha. Lo hizo al minuto 86’.
Ese futbolista fue el encargado de cobrar el tiro por la confianza que le tiene su DT, porque es el goleador del equipo y porque su juego es determinante en la actual campaña. Tras 18 partidos, Bolaños suma 16 goles, dos menos que Armando Wila (U. Católica), líder de la tabla de arietes.
El delantero marcó después de que Edwin Hurtado le cometiera una falta a Luis Fernández, que también ingresó a la cancha en el segundo tiempo, en lugar de Charcopa, al 62’.
La decisión del juez Samuel Haro generó malestar entre los jugadores e hinchada de El Nacional. Ellos, incluido el golero Bone, negaron que existiera tal falta. Uno de los más molestos fue Geovanny Caicedo, que estuvo cerca de anotar en el arco de Esteban Dreer.
Los hinchas de Emelec, en cambio, celebraron el tanto con las tradicionales barras. La alegría fue mayor cuando se enteraron de la caída (2-0) de Independiente del Valle frente a Liga de Quito.
Ayer, 30 de noviembre, los seguidores del conjunto eléctrico sorprendieron a los jugadores con su presencia masiva en el estadio Olímpico Atahualpa. Ellos llenaron los graderíos del sector noroccidental. En total, se calcula que unas 20 000 personas asistieron a este encuentro.
Tras ese gol, los jugadores de Emelec se abrazaron y cuando terminó el cotejo, agradecieron a la hinchada por el apoyo.
Ya en la rueda de prensa, el DT Quinteros se mostró contento por el triunfo, ya que esos tres puntos le permiten seguir soñando con alcanzar el liderato de la tabla y alzar el título sin necesidad de disputar una final, tal como sucedió en la pasada temporada.
Allí, Quinteros también resaltó la labor de sus juveniles: Charcopa y Brayan Angulo. Dijo que la labor de un técnico no solo consiste en cumplir con sus objetivos (lograr títulos), que también tiene la misión de dejar un legado al club.
Ese resultado ubica al equipo de Quinteros en el cuarto casillero de la tabla de posiciones de la segunda etapa con 35 unidades, cinco menos que Independiente del Valle. La ventaja del plantel eléctrico es que tiene un partido diferido frente a Liga de Loja. Al resto de clubes le quedan solo tres.
Los jugadores de El Nacional salieron molestos, al igual que el técnico Octavio Zambrano, que en un tramo del partido fue advertido por el árbitro para que mantenga la calma.
Al técnico de los puros criollos no estuvo satisfecho por las amarillas que les exhibió a Edwin Hurtado, José Pabón, Geovanny Caicedo y Bone.
El técnico también se frustró porque sus pupilos fueron imprecisos a la hora de entregar pases desde el medio campo hacia adelante y de ejecutar con éxito el puntazo final. Esteban Dreer, golero de Emelec, desvió un par de balones.