Cuando los aficionados del fútbol escuchan el nombre de Óscar Tabárez también recuerdan su apodo: ‘Maestro‘. Lo que ellos no saben es que este apelativo poco tiene que ver con el fútbol. Más bien, hace referencia a la faceta educativa del entrenador y exprofesor de una pequeña escuela de Uruguay.
Ese ‘Maestro’ es el que cambió la forma de enseñar el fútbol en Uruguay desde el 2006, cuando el mundo volvió la mirada al otro extremo del Río de la Plata.
Tabárez regresó a los primeros planos del futbol mundial tras alcanzar el cuarto lugar con la Selección de Uruguay en Sudáfrica 2010, tras 40 años de malos resultados para ese equipo.
Entonces, también inició una transformación de los equipos juveniles, al calificar al equipo Sub 20 a todos los mundiales desde su llegada. Con la selección Sub 17 obtuvo el subcampeonato en el 2011.
Juan Pablo Romero, periodista deportivo de diario El País de Uruguay, comentó al portal El Economista que en “los primeros días de concentración el DT deja ir a los jugadores a sus hogares. El día anterior al juego se alojan en el centro celeste”.
Entre las virtudes que destaca Romero del DT Tabárez está la buena relación con los jugadores. Ellos lo respetan y él los defiende, como al delantero Luis Suárez, quien ha generado polémica en la Premier League.
Si no fuera por sus pocas apariciones en los medios de comunicación, Tabárez sería considerado incluso más ídolo. La relación con la prensa no es la mejor.
Lejos de la polémica, Tabárez prefiere escuchar música clásica. Beethoven es su autor preferido.
Para sobrellevar las concentraciones se entretiene con libros de historia del fútbol, pero también colecciona los títulos de Eduardo Sacheri, escritor argentino.
No le importa describir su época de jugador como discreta. Su mayor virtud expresó -él mismo- fue encontrarse en el sitio adecuado. Lo que no se perdona es carecer del talento para ejecutar un instrumento musical.
Por lo demás, no se vanagloria de ser campeón de América y considerado el mejor entrenador del mundo en el 2011.
Tabárez, que nació en Montevideo, Uruguay, en 1947, guarda muchos conocimientos por su vida dedicada al fútbol.
En Sudamérica es una institución por su éxito y la huella que dejó en varios clubes. Ahora, en su etapa como seleccionador charrúa, ha colocado a Uruguay entre los mejores combinados. Los charrúas fueron dos veces campeones del mundo.
Uruguay y Argentina son dos países con mucha rivalidad en el ámbito futbolístico y separados por el Río de la Plata. Pero en ambos territorios el DT Tabárez es recordado con cariño por los equipos a los que dirigió.
En su país natal, logró el último gran éxito de Peñarol en un torneo de ámbito internacional: la Copa Libertadores de 1987.
En la nación ‘enemiga’ se hizo cargo de Boca Juniors a principios de los noventa y conquistó un torneo Apertura. Su palmarés, a un lado y al otro de la Plata, no es sujeto de discusión.
Pero como a tantos otros técnicos y jugadores, para el ‘Maestro‘, salir de su ‘hábitat’ fue un lastre. Esto pese a las buenas experiencias en la dirección técnica.
Su paso por el AC Milan, en Italia, fue confuso. Su personalidad, cargada de bondad, no cuajó bien en un país acostumbrado a otro perfil de entrenador.
Paolo Maldini, excapitán del equipo lombardo, fue claro ante la destitución del estratega en 1996: “La marcha de Tabárez es una derrota para los jugadores, porque si un profesional necesita una patada en el culo para ganar, algo no está bien”.