Los jugadores del Instituto Enriqueta Santillán recibieron con atención las señales del entrenador Leonel Nasimba antes de afrontar su primer partido del campeonato intercolegial de Quito. Eran las 11:00 del viernes pasado en la cancha de la Liga Barrial La Tola y los jóvenes lucían contentos con las indicaciones del DT.
Nasimba, docente del Instituto, se convirtió en el entrenador del equipo tras la invitación de la Federación Nacional de Estudiantes hace cuatro semanas atrás.
Los ahora futbolistas, tienen discapacidad auditiva y anteayer fue la primera vez que jugaron un cotejo de balompié intercolegial.
Ellos, que tienen entre 14 y 18 años, no tienen miedo de preguntar y siguen al pie de la letra las instrucciones de Nasimba. Gesticulan entre ellos, entusiasmados, porque están cerca de salir a jugar por primera vez un intercolegial.
Otro de los que hace evidente esa alegría es Jaime Páez, director de la escuela. El conocer que los muchachos pueden integrarse a la sociedad a través del fútbol le puso a desarrollar un proyecto. “Son un grupo preparado y han entrenado duro estas cuatro semanas para este reto”, asegura.
Hace un mes, los directivos recibieron la invitación de las autoridades estudiantiles.
Aunque tuvieron dudas en un inicio, la idea les fascinó a los adolescentes y padres de familia que vieron en este proyecto una forma de inclusión social.
La invitación sorprendió a los directivos que tuvieron que acelerar los trámites para el torneo. La mayoría de chicos no tenían cédula de identidad y había que entregarles la infraestructura para afrontar este reto. Lo primero que hicieron fue elegir como técnico a Leonel Nasimba, docente de alfabetización de discapacidad auditiva desde hace 15 años.
El colegio no podía reunir a los 22 jugadores como sugiere el reglamento del torneo. Sus autoridades pidieron que sean 18, sugerencia aceptada por la Federación Estudiantil.
El viernes, a pocos minutos que comenzara el partido, los jugadores hicieron un círculo alrededor del entrenador quien les hizo unas señas en señal de apoyo y motivación. Álex Naranjo, capitán, se mostraba tranquilo y decía en lenguaje de señas (traducido por Nasimba) que no tenía miedo a la vergüenza y que saldría a mostrar su juego. Para él, este compromiso era como una final del Mundial.
El árbitro encargado de dirigir el encuentro haría señas a los jugadores cada vez que estos cometieran una infracción.
Desde la tribuna, los compañeros, profesores y padres de los futbolistas del Enriqueta Santillán alentaban a los jugadores con pitos y tambores.
El primer tiempo fue accidentado, los jugadores del Santillán recibieron instrucciones en forma de señas de sus entrenador.
El golero Luis Caiza fue la figura con espectaculares salidas y atajadas. Fueron 45 minutos de sacrificio para los futbolistas.
En el descanso, el director del Instituto felicitó a los chicos por su entrega en el campo y les incentivó a ‘sudar la camiseta’ para lo que restaba del partido.
En el segundo tiempo, el partido que se jugó en una cancha de tierra cansó rápidamente a los jugadores, que no pudieron contra las arremetidas del San Fernando. Al final, el resultado fue 11-0 a favor del San Fernando. Los jóvenes del Enriqueta Santillán salieron tristes por la derrota. Pero unas breves palabras de felicitación de los profesores y compañeros, los animó a seguir luchando para los siguientes juegos.