Michael Hoyos nació en California y Juan Iturbe jugó en la Selección paraguaya. Pese a ello, el pasado domingo ambos jugaron por la Selección argentina en el Sudamericano Sub 20, que se realiza en Perú.En el debut de la ‘Albiceleste’ en el Sudamericano sobresalió Iturbe, el chico de escasas palabras que hacía poquito menos de un año había debutado con Paraguay. También brilló Hoyos, con sus toques y remates certeros.
Fueron ellos los estandartes del éxito de Argentina ante Uruguay 2-1, el domingo. Fueron ellos los que, sin darse cuenta, unieron los puntos cardinales en una explosión única, sin importarles las fronteras ni los pasaportes, en la pintoresca ciudad de Arequipa.
Hoyos hizo el primer gol con un tiro esquinado. Iturbe empujó la pelota en la línea, tras un cabezazo de Galeano, sobre la hora. Dos latigazos de emoción.
La ficha de Juan Manuel Iturbe dice que nació el 4 de junio de 1993, en Buenos Aires. De padres paraguayos (Juan del Carmen Iturbe y Miriam Arévalos), se encontró a los pocos meses en Asunción. Allí se unió a Cerro Porteño y brilló. Tanto que debutó a los 16 años, bajo la dirección de Pedro Troglio, en el 2009.
Con antecedentes en los juveniles paraguayos, Gerardo Martino lo citó para el seleccionado mayor, en el que debutó el 16 de febrero del 2010, en la caída 2-1 ante Chile. Ese día reemplazó a Rodrigo Rojas. Entonces, ¿cómo pudo jugar por Argentina? Una rápida gestión de la AFA, le permitió actuar por el equipo albiceleste.
Así, el ‘Messi guaraní’, como ya había sido apodado, se refugió en los juveniles argentinos. Incluso, fue uno de los ‘sparrings’ del conjunto que dirigió Diego Maradona en el Mundial de Sudáfrica.
“Hice mi primer gol oficial con la Selección y es el día más importante de mi vida. Ya quiero dejar atrás el año que pasé y solo concentrarme en este equipo. Es lo máximo”, dijo el chico que, antes, no quería hablar con la prensa.
Fueron meses duros. Porque dejó Cerro Porteño sin previo aviso y recaló en Quilmes. Entre reclamos cruzados, el conflicto se potenció. Y el joven apenas jugó un puñado de partidos, no más de 10, en la temporada. Hoy la FIFA está cerca de determinar que el pase le pertenece a Cerro. Aunque él ya dijo que no volverá porque se sintió maltratado. Los abogados se desviven entre recursos y ante los eventuales porcentajes y derechos de formación.
Amaga con irse cuando se le intenta preguntar algo sobre el tema. Vuelve, sin más, cuando se habla de fútbol, con una inconfundible tonada guaraní. “Sabíamos lo difícil que iba a ser Uruguay. Cuando entré, hice un par de piques y me ahogué; fui recuperándome con los minutos”.
La historia de Michael es más conocida por su influencia en el título de Estudiantes en el Torneo Apertura 2010. Nació en Fountain Valley, California, el 2 de agosto de 1991, y parte de su familia volvió a Argentina cuando él tenía 15 años. Ya en Buenos Aires, se quedó en el club platense.
Las historias se entremezclan mientras las luces de Arequipa van prendiéndose. Hoyos también estuvo cerca de otro seleccionado: el norteamericano, en una fallida citación a los juveniles.
¿Cómo había llegado a los Estados Unidos? “Mis papás se casaron y se fueron a vivir para allá. Consiguieron trabajo, mi papá es camionero. La vuelta se dio por cuestiones personales”, resumió.
Su padre sigue allá lejos, en América del Norte. Él cada tanto les echa un ojo a sus amigos de la infancia. ¿Qué más extraña? La playa. Una perla: hace poco fue padre de Ryan. Hoy, por supuesto, se regocija en Argentina.
Esas son las historias de Juan y Michael, unidos por Argentina.