Dani Alves, defensa del Barcelona y de la Selección brasileña, decidió comerse en pleno campo una banana que le lanzaron desde una tribuna del estadio El Madrigal, del Villarreal. Su reacción, tan insólita como inteligente, generó una cadena de solidaridad en redes sociales impulsada por futbolistas de todos los continentes.
“Espero que toda la repercusión, que comenzó como una broma sin preocupaciones, dé resultado”, dijo Alves a ‘Globo Esporte’ de su país sobre el incidente que vivió en el duelo de la liga española. El aficionado del Villarreal fue sancionado de por vida por el club.
Todo ocurrió apenas horas después de conocerse una grabación del dueño del equipo Los Ángeles Clippers de la NBA, Donald Sterling, con comentarios racistas contra los afroamericanos. Según difundió el sitio web TMZ, en una discusión el 9 de abril, el magnate critica a su novia, V. Stiviano, una joven de ascendencia latina, por publicar en Instagram una foto con el exastro Earvin ‘Magic’ Johnson.
“Me molesta mucho que tú quieras transmitir tu asociación con los negros. ¿Tenías que hacerlo?” y “En tu asquerosa…Instagram, no tienes que caminar con la gente negra” son algunas de las frases que dice presuntamente Sterling.
Hasta el propio Barack Obama, primer presidente afroamericano de Estados Unidos, rechazó la posición “ignorante” de Sterling, a quien la NBA sancionó este martes de por vida. A su equipo, marcas como CarMax le retiraron el patrocinio y están a punto de hacerlo State Farm y Virgin America.
También en Estados Unidos, hace poco, la Fiscalía de Nueva York tuvo que tomar medidas para evitar el racismo en la liga de fútbol profesional, mientras en Italia se ha multado varias veces a la Juventus y en Inglaterra el uruguayo Luis Suárez fue sancionado severamente por un incidente con el francés Patrice Evra.
No hace mucho, en febrero, el brasileño Tinga, mediocampista del Cruzeiro, denunció ofensas por su color de piel en un juego de Copa Libertadores contra el Real Garcilaso de Perú.